Astorga, Paseo Urbano y Castrillo de los Polvazares

Tipo de Ruta: Circular -- Dificultad: Baja -- Recorrido: 5 km (con desplazamiento 10,6 km)
Ciclable: urbano NO entre pueblos SI
Tiempo Total: 2:03 horas -- Tiempo en Movimiento: 1:14 horas
Altitud mínima: 858 metros -- Altitud máxima: 912 metros
Desnivel positivo: 67 metros // negativo: 65 metros // acumulado: 132 metros
Fuentes: SI -- Sombras: 5% -- Recomendada: Todo el año
Realizada: 10-11-2019 -- Señalizada: NO

Aprovechando el desplazamiento de la coral Torrecanto, a La Bañeza, para cantar el sábado 9 de Noviembre, en la Capilla de Jesús Nazareno (siglo XVII), el domingo se organizó una visita por Astorga, para conocerla algo mejor, con ayuda de una guía local.

Desde la terminal de autobuses, el grupo se dirige al centro, pasando por la antigua puerta romana (panel informativo) y según la guía, sería como mucho, visigoda.
Llegados a la Catedral de Santa María, nos enumera la representación de la arcada de la puerta principal y entramos en ella.

Para los que ya la habíamos visitado y para los que la ven por primera vez, impresiona la gran altura (30 metros) y el majestuoso retablo de Juan Becerra. A la salida, la charla tiene que cesar por el tañido de las campanas de la catedral y al poco de finalizar éstas, comienzan las de la Iglesia de Santa Marta, separadas solo, diez metros.

Puesto que el tiempo no acompaña (está lloviendo y sopla un viento helador), se acorta la información sobre la iglesia y pasamos junto a las Celdas de las Emparedadas, situada entre ésta y la Capilla de San Esteban.

Aglutinados en el centro de la Plaza de Eduardo de Castro, admiramos el Palacio Episcopal (que nunca fue utilizado por ningún obispo) o Palacio de Gaudi y a la diestra está el Museo de los Caminos.
Marchando en dirección sur, vemos a la izquierda dos magníficos murales/graffitis, referencia a la industria del mantecado y la guerra de la independencia.

Atravesamos la Plaza Santocildes y la Plaza de España, con el bonito edificio del ayuntamiento. Dejamos a la izquierda la Iglesia de San Bartolome y llegamos a la Plaza Romana o Domus del Mosaico del Oso y los Pájaros. Rematando el paseo, a la puerta de la Ermita de la Santa Veracruz; al final de la calle.

De regreso, el grupo se fracciona, para entrar en las múltiples tiendas y comprar los productos típicos (chocolate, chorizo y dulces); antes de regresar al autobús, que nos llevará a Castrillo de los Polvazares.

Pueblo rescatado de las ruinas y convertido en un referente del cocido maragato, siendo la artífice de éste logro Maruja Botas, mujer que abrió su casa, como si de un restaurante se tratara, para ofrecer el estupendo plato.

Nosotros al ser un grupo tan numeroso, no pudimos comer en su casa, pero si la visitamos para saludarla, y ella, una persona encantadora, pidió al coro que le amenizara con alguna canción, a lo que se correspondió gustosamente.
Luego, a pesar de la persistente llovizna, anduvimos por sus calles empedradas, vimos la Iglesia de San Juan Bautista y finalizamos la estupenda jornada.

Como suele pasar con los viajes en grupo, la vuelta en el autobús fue entretenida con los comentarios sobre anécdotas y termino con adivinanzas; a las que yo aporte ésta.
Dos personas van caminando por la calle y se cruzan con otra, que uno de ellos saluda -el otro le pregunta- ¿quién és? a lo que contesta el aludido: El padre de ese padre, es el único hijo de mi padre. Que relación hay entre ellos.