Béjar-Paseando por sus calles, desde la de arriba a la de abajo

Llegados de la subida al Canchal de la Ceja, nuestro ínclito gourmet, nos conduce hasta el Mesón El Bosque, por sus excelentes reseñas y variedad de platos. Es algo tarde y con pocas opciones donde elegir, esperamos un rato en la puerta hasta que nos preparan la mesa para cuatro. El local está frecuentado por muchos viajeros, locales y foráneos, y aunque no tiene menú y los precios no son bajos, nos complace y resarce de los esfuerzos afrontados. Nutridos y reconfortados, iniciamos el recorrido pertrechados con los paraguas, por si nos persigue hasta aquí el nubarrón que dejamos atrás en la citada cumbre. Desde lejos, Béjar se aposenta a lo largo de una loma, entre el río Cuerpo de Hombre y la elevada carretera. Aparcamos cerca del Parque de la Corredera, recorriendo sus rincones e incitando a nuestro apasionado artista, a que demuestra lo aprendido en los cursos de canto, sobre el escenario anexo al quiosco de música. Sus sonoras entonaciones pasan el examen, con aprobado, y sin que nos detengan por exaltados. Algo soberbios por la gesta conseguida coronando la cima, deambulamos por sus calles con displicencia, mirando de soslayo sus monumentos, pero pronto nos subyugan y nos tomamos la visita en serio. Lo que no nos impide bromear y posar con las figuras de Don Quijote, y, a nuestro "gordo colega", con la de Sancho, frente, como no, al Teatro Cervantes. Hermosos templos, algunos devenidos en museos, caminando bajo los señoriales Portales de Pizarro, llegamos al impresionante conjunto arquitéctónico de la Plaza Mayor de Maldonado. El soberbio Palacio Ducal, ahora instituto, la Iglésia del Salvador y el Ayuntamiento, decoran con acierto este bello enclave. Seguimos un poco mas allá hasta Santa María La Mayor, su iglésia mas antigua, enfrente el Museo Judío, complementa la variedad de creencias. Siguiendo por la imaginaria cresta, visitamos casi en su extremo, la Iglésia de Santiago, que alberga el Museo de Arte. Para volver a Ciudad Rodrigo, donde nos alojamos, nos queda un largo trecho, y no queda mas remedio que volver sobre nuestros pasos. Somos conscientes de que en esta zona de la villa, nos falta por visitar, El Hombre de Musgo y el Mirador de las Murallas. También, por estar fuera de la ciudad y requerir aproximación en coche, nos perderemos su Plaza de Toros (La Ancianita), el Santuario de Nuestra Señora del Castañar y el Parque Botánico, entre otros puntos de interés. Las prisas no son buenas consejeras, pero a veces mandan. Y sin mas demora, volvemos a Ciudad Rodrigo.

En Ciudad Rodrigo, establecemos nuestro campamento base