Camino del Cid con niños: Etapa 27 Rubielos de Mora - Fuente del Hocino

+++ ETAPA 27: RUBIELOS DE MORA - FUENTE DEL HOCINO +++

Comienza aquí un conjunto de 2 etapas que hemos hecho seguidas. Como la distancia hasta Mora de Rubielos es excesiva para una jornada, hemos decidido dormir a mitad camino, en Fuente del Hocino (hay un cobijo de acceso libre y fuente). En esta ruta te muestro la primera, la siguiente en su enlace correspondiente:
+ Rubielos de Mora - Fuente del Ocino: Durmiendo en cobijo libre (etapa 27).
+ Fuente del Ocino - Mora de Rubielos (etapa 28): https://es.wikiloc.com/rutas-a-pie/camino-del-cid-con-ninos-etapa-28-fuente-del-hocino-mora-de-rubielos-103638231

Atención: en esta ruta no encontrarás agua. Carga cantidad suficiente para toda la jornada.

Comenzamos ruta en Rubielos de Mora, con visita obligada al Horno y aprovechamos para recorrer el casco antiguo. Salimos por el portal de San Antonio y tomamos la carretera de la derecha. Deberemos hacer un breve tramo por el arcén y, cuando es posible, por los campos adyacentes. No es mucho trozo, pero hay que ir con cuidado.

En cuanto podemos abandonamos la carretera para tomar un sendero casi paralelo, por la zona inferior. Es tranquilo y está lleno de vegetacion.

Más adelante giraremos 90º a nuestra izquierda para alejarnos definitivamente de la carretera y meternos en pleno monte. Veréis unos taludes de tierra que dan al paisaje un aspecto curioso. Si estáis atentos, en verano, es fácil ver Abejarucos. Ese pájaro de colores tan bonitos y pico a lo "Sr. Burns" que nos visita todos los veranos. Lo más sencillo es aprender a diferenciarlos por su sonido y, entonces, cuando los oyes buscas con la mirada y... ¡bingo! Los Abejarucos anidan en taludes de tierra y, por primera vez, hemos visto la entrada a los nidos. Ha sido una experiencia única.

Más adelante paramos en un pequeño río a coger agua (ojo, si lo hacéis usad filtro y pastillas potabilizadoras siempre). Hicimos cortos de agua hoy, las pastillas son siempre nuestra solución de emergencia. Descansando junto al agua (día de mucho calor) recibimos una visita inesperada: una perrita muy delgada y llena de garrapatas se acerca a pedirnos comida. Es por la tarde y nos queda ya poca en la mochila, pero le damos media barra de pan y le decimos cosas. Se queda a nuestro lado.

Nervios, miradas al animal, caricias en la cabecita, no hay dueño cerca (ni se le espera, este animal lleva varios días sin encontrar casi comida). Total que, la familia crece en un miembro más; se viene con nosotros. Provisionalmente le ponemos el nombre de "Mora". Spoiler: El lunes siguiente averiguaremos su nombre, este no es su nombre real.

Seguimos andando, junto con Mora, y pasamos por prados para el ganado. No hay vacas a la vista, pero sí indicios de su presencia.

El camino transcurre sin más incidentes, a través de un bosque precioso y totalmente inesperado para nosotros en el bajo Aragón. Aquí tenemos que volver a perdernos, mucho por explorar. Llegamos a la carretera y debemos cruzarla lo antes posible, buscando un camino que nos llevará a Fuente del Hocino (el Camino del Cid discurre por la carretera, pero es mucho mejor por el camino que indicamos).

En Fuente del Hocino encontraremos agua (abundante), mesas para comer y un cobijo abierto (techo y 2 paredes) donde pasar la noche. Contamos con autorización de la Comarca y de Mora para plantar tienda (nombre del trámite: acampada itinerante), pero para poder vigilar a Mora la montamos dentro del cobijo: ella atada a una piedra, nosotros dentro de la tienda cerca.

Mora no se movió en toda la noche, se quedó quita a nuestro lado portándose como la mejor perrita del mundo. El paté de la cena le encantó. No es la mejor dieta para un perro, pero... ¡tampoco avisó que iba a venir!

¿Quieres saber cómo acaba la historia de Mora?... visita nuestra crónica de la Etapa 28.