Castro de Bergidum o Ventosa: circunvalación.

La entrada hacia el Castro se puede hacer por varias pistas que conducen a él. Nosotros dejamos el coche en una entrada a una pista justo enfrente de las instalaciones de Vinos Losada en la carretera de Cacabelos a Villafranca.
A 50 m de la carretera hay una explanada abierta y yerma perfecta para dejar el coche.
Desde ahí al Castro todo es subida, con el Castro siempre a la vista entre viñedos.

OJO: el GPS del móvil trabaja por su cuenta y cambia de parecer a su antojo, comienza en unos reales +- 554 para dispararse después hasta unos máximo irreales de 686, cuando según las curvas de nivel la cota máxima del Castro está en 641. Subí y bajé varias veces las murallas, de entre 3 y 5 metros, así que el desnivel acumulado de la excursión serán unos 100 m.

El Castro, más allá de algún pequeño retoque en el paño occidental de la muralla, cubriendo de la lluvia algunos tramos de muro con pizarras, y de una caseta intramuros, en desuso, como de vigilancia, presenta una imagen de abandono desolador. El perímetro amurallado es de cerca de kilómetro y medio.

Son visibles numerosos cubos de muralla derruidos, tanto como los paños de la muralla perimetral. Da que pensar el abandono del enclave y que no haya ninguna administración que ponga empeño en excavar el interior del Castro y adecuarlo para lograr una reconstrucción cultural y exponerlo a las visitas de personas interesadas en la historia.

La muralla se levanta con morrillos, cantos rodados y lascas pizarrosas y se mantiene en pie gracias a su anchura extraordinaria y al cosido de las piedras por las raíces de zarzas y malas hierbas.

El panorama paisajístico es extraordinario, en un día claro es una atalaya perfecta desde la que divisar la hoya ( u olla) del Bierzo.