Circular por los Galachos de Juslibol y el Castillo de Miranda

Cruzamos en coche el Barrio de Juslibol, salimos de él, y avanzamos unos metros más por la pista de tierra, hasta llegar a la barrera, donde dejamos el coche.

Desde aquí comenzamos a caminar por la pista, perteneciente al GR99, de vez en cuando nos detenemos para contemplar los majestuosos escarpes de yeso que se sitúan a nuestra derecha.

Cuando llevamos recorridos un kilómetro, llegamos a una bifurcación, nosotros continuamos siguiendo la pista principal, que pasa junto a la acequia de Juslibol, unos metros más adelante llegamos a la zona recreativa de los galachos, y nos detenemos unos minutos para jugar en el parque.

Después reanudamos la marcha y llegamos al centro de interpretación que rodeamos por la derecha, hasta que llegamos a la altura de la acequia que salvamos subiendo por un tramo de escaleras, que nos deja a los pies de los escarpes, en los que se sitúan varios miradores.

La subida a los escarpes está acondicionado con escalones y barandillas, la subida tiene una fuerte pendientes, y chino a chano vamos superando los 186 escalones. Una vez arriba nos reagrupamos y giramos a la izquierda para ir a una pequeña loma que hay unos metros más adelante y en la que se sitúa el mirador de la estepa con unas buenas panorámicas de la ciudad de Zaragoza y de los Galachos de Juslibol.

Después avanzamos unos metros más para llegar al mirador de los Galachos, donde aprovechamos para seguir haciendo fotografías. Después continuamos hacia el Castillo de Miranda, por una zona sin apenas sombra y continuos sube y bajas, pero sin mucha dificultad.

Al final del camino llegamos a lo alto de una atalaya, que sirve de mirador del castillo de Miranda, como el peque quiere ir hasta el Castillo, retrocedemos cien metros, hasta llegar a la altura de un barranco, por el que descendemos hasta que llegamos casi al nivel del Ebro.

Una vez en la base del castillo, realizamos un pequeño paso algo que implica algo de dificultad para el niño, pero con nuestra ayuda solventa sin ningún problema, desde aquí comenzamos a subir por un estrecho sendero, que después de los primeros metros rodea el Castillo de Miranda, al cual llegamos y tras visitar las cuatro paredes que todavía quedan en pie, paramos para merendar.

Después de merendar, descendemos hasta la unión de barrancos, en vez de volver por el mismo camino, rodeamos el castillo por el lado derecho, y tras pasar por una zona espesa de vegetación, llegamos una pasarela de hormigón que nos permite llegar a un camino de tierra.

El camino se encuentra en muy buen estado, es bastante ancho, y al principio hay bastante sombra, además está bastante transitado, y hay mucha gente en bicicleta. Desde el camino podemos ver la localidad de Alfocea. Cuando llevamos un kilómetro andando por el camino, llegamos a una bifurcación debidamente señalizada, nosotros cogemos la pista de la izquierda, balizada como GR, y tras cruzar la barrera nos adentramos de nuevo en los Galachos de Juslibol.

La pista tiene poco misterio, ya que es el camino principal que recorre los galachos, es amplia, y con vegetación a ambos lados, aunque como ya se está haciendo de noche, se recorre muy bien. Al llegar a una bifurcación, nos desviamos durante unos minutos de ella, y giramos a la derecha durante medio kilómetros, para acercarnos al mirador del Ebro, desde donde tenemos una bonita estampa del río, que baja con un buen caudal.

Visto el río retrocedemos hasta llegar de nuevo a la pista principal por la que continuamos durante unos minutos y hasta la zona de los galachos, donde nos detenemos para contemplarlos y descansar un rato en un banco.

Después de la pausa, reemprendemos la marcha, para no seguir por la pista, que nos la conocemos de sobre, nos desviamos y tomamos uno los senderos secundarios de los Galachos, conocido como “Sendero del Bosque”, que nos lleva por el interior del bosque y entre medio de galachos.

Al final del tramo de sendero, llegamos de nuevo a la pista principal, a la altura del puente desde donde podemos ver la zona conocida como “El Carrizal”, pasado el puente llegamos a la antigua zona recreativa, que dejamos a nuestra izquierda y continuamos por el camino hasta el centro de interpretación.

Desde aquí nos desviamos a la derecha, para llegar al observatorio, donde nos detenemos para ver alguna ave. El día se está acabando y para finalizar nos acercamos al parque donde jugamos un rato, y después ya de noche regresamos al coche por la pista de acceso, con unas bonitas vistas a los escarpes y con la luna de fondo.

P.D.: Ruta realizar con un niño de 6 años.