Ciudad Rodrigo-Nos acoge como campamento base

En el marco de nuestra salida anual, senderista, cultural y gastronómica, escogimos las tierras de Salamanca como territorio a explorar, y Ciudad Rodrigo como centro de operaciones y lugar de alojamiento, por ser bastante equidistante de los lugares que íbamos a visitar. Localizamos tres zonas que despertaron nuestro interés: Arribes del Duero-Portugal; Las Batuecas-Sierra de Francia y la Sierra de Béjar. Las excursiones las complementamos con visitas turísticas a poblaciones cercanas. Posee además Ciudad Rodrigo, innumerables puntos de interés, lo que nos obliga, y pedimos disculpeis, a agruparlos por proximidad, para no exceder el límite de la web, fijado en veinticinco.


Día 1. Viaje de Barcelona a Ciudad Rodrigo. Aproximadamente 900 kms.

Tres concertamos encontrarnos a las 6:30h para comenzar el viaje, recogiendo poco después al colega que completa el cuarteto. Son muchas horas de viaje y tenemos como tope las 18h para recoger las llaves del apartamento. Decidimos evitar pasar por las Rondas de Madrid, para no quedar atrapados en embotellamientos. Ya amanece mas pronto, cuesta menos madrugar y saliendo temprano, el tráfico está mejor. Acordamos salir cafeteados de casa para no parar hasta el area de descanso de Pina, donde bien aposentados en las mesas de picnic, degustamos unos excelentes bocadillos de beicon y queso, el pan por supuesto con tomate, obra de nuestro querido chef. También llevamos nevera, con agua,zumo,café, y leche de avena para complacer al paladar de nuestro gourmet. Durante el recorrido repasamos como siempre noticias de actualidad, usadas a veces como puyas por el mas travieso de nosotros, que así pretende agitar las mentes y alborotar ánimos. Interviene, como siempre, nuestro diseñador de rutas, para apaciguar los lances, intentando centrar las expectativas en los días venideros y recordar las rutas elegidas. Repasamos también la previsión meteorológica, que augura mucha lluvia, con tormentas y chubascos, un día si y otro también. De momento no nos llueve, e invocamos a la "flor" de nuestro maestro de rutas, que tanta veces nos ha salvado, otras no, de inoportunos remojones. Sirven las chanzas para entretenernos, y aunque llevamos horas sentados sin apenas gastar energías, empezamos a planear la hora de la comida. Descartada la parada en Burgo de Osma, por llevar en la nevera los víveres necesarios, nuestro experto colega y habilidoso en internet, localiza un área recreativa, que aunque nos hace desviar algo de la ruta, ofrece tranquilidad, sombra, mesas y bancos de piedra, y una fresca arboleda. Devoramos empanada, jamón de bellota, nachos,hummus, olivas, y escalibada del chef, guardando las otras deliciosas vituallas para la cena. Llegamos en tiempo y hora para recoger las llaves, comprobar la dotación del piso, y comprar en consecuencia en el cercano supermercado. Estamos fuera de las murallas, dentro de las cuales se ubica la zona histórica, pero como queda cerca, ganamos en no tener problemas de aparcamiento. Casi anochecido hacemos la primera visita a Ciudad Rodrigo. Visita que completaremos en varios días, lo que explica las diferentes condiciones de luz en las fotos, aunque el track se ha editado, para dotarlo de continuidad y cordura. Emocionados por todo lo que vemos, aunque al rato casi estamos a oscuras, admiramos el Convento de San Francisco, hacemos una entrada triunfal por la Puerta de Amayuelas, miramos de soslayo la Catedral de Santa María, la Iglésia de Cerralbo, la porticada Plaza del Buen Alcalde, y nos sentamos en una terraza de la Plaza Mayor para empaparnos del ambiente. Es lunes y hay poca gente, solo una bar aparece animado, y aunque la cerveza es buena, tomamos nota de los precios que se gastan en tan céntrico lugar. De vuelta al apartamento, apenas distingimos en la oscuridad la silueta del Parador, aunque si por iluminada, la Puerta de la Colada, llegando de nuevo a la catedral, por la plaza de San Salvador. Callejeamos ahora para cambiar de camino, y pronto nos sentamos a la mesa, para saborear, las delicias elaboradas por nuestro chef: tortilla de patatas con calabacín y cebolla, por supuesto, y rusa ensaladilla; tomando como postre, fresca sandía y una porción de sabroso bizcocho. Es hora de descansar para recuperar fuerzas, pues mañana toca madrugar para coronar el Canchal de la Ceja, máxima altura de la provincia, y visitar Béjar.


Día 2. Canchal de la Ceja y Béjar.

Tenemos casi dos horas hasta la plataforma del Travieso en Candelario, hasta donde llegamos sin incidentes y sin lluvia.

Con enaltecidos ánimos a coronar la máxima altura provincial

Conseguimos la hazaña en tiempo razonable, a pesar del frío, la niebla y a ratos, la helada lluvia. Por si el tiempo cambia, nos apresuramos hacia Béjar, para nutrirnos y visitarla.

Paseando por las calles de Béjar

Hemos cumplido con creces ambos objetivos, aunque se nos quedaron en el tintero algunos puntos de interés por condicionantes externos, la hora y la distancia. Nos apresuramos a cubrir el resto de necesidades, aseo reparador y ligera cena, para preparar los avíos del día siguiente, en el que iremos a Portugal.


Día 3. Pasarelas del Mondego y Guarda.

El viaje nos aporta aprender, como se pagan aquí las autopistas para no abonar en exceso por el recorrido. Asociando la tarjeta al vehículo, o usando un dispositivo de Teletac, que reconocen sin problemas. Cruzada la invisible frontera con Lusitania, aparcamos en Barragem Do Caldeirao, extremo norte de las pasarelas, donde un taxi llamado al efecto, viene de Guarda para recogernos y nos transporta hasta la entrada sur, en Videmonte.

De Videmonte a Barragem Do Caldeirao pisando firme por las Pasarelas del Mondego

Aunque se nos antoja un paseo, menos los seiscientos escalones del final, la ruta nos complace, nos distrae, y hace que valga la pena habernos desplazado hasta aquí para disfrutarla. Como hemos hecho un receso en el camino, improvisando la comida, acabada la ruta, enfilamos hacia Guarda.

Por las calles de Guarda paseando, y sus monumentos admirando

Rematamos la visita con una subida imprevista, por la escalera que custodia la serpiente, replegando alas, regresamos por donde hemos venido. Al día siguiente toca otra gesta de envergadura, subir a la peña de Francia, así que realizando las habituales liturgias, nos ensobramos ricamente.


Día 4. Peña de Francia y San Martín del Castañar.

Nos sigue acompañando la buena suerte, y disfrutamos de un día radiante, que aunque el sol apriete a ratos demasiado, es menos peligroso que no que diluvie.

Gran hazaña para tan humildes caballeros

Acabada la ruta, recalamos en el Asador de El Casarito, donde nos ofrecen ricos manjares, y sobre visitas, un consejito, que aceptamos por ya tener previsto, conocer San Martín del Castañar.

San Martín del Castañar, recorriendo todos sus rincones.

Aunque en cierta medida pequeño, es hermoso, vale la pena visitarlo y solo necesitamos un rato. Reemprendemos el camino de regreso, pues la visita nos desvió algo, celebrando luego la gesta, con vasos largos.


Día 5. Masueco, Pozo de los Humos y I Fiesta del Colesterol.

Seguimos esquivando relativamente el mal tiempo, y aunque llueve de noche y a ratos, la Cascada del Pinero no ofrece un gran espectáculo.

Por favor que llueva a gusto de todos

El Pozo de los Humos tiene algo mas de caudal, cumpliendo su función, de cascada, con un raspado aprobado. No encontramos en Masueco, mesón abierto que nos satisfaga, y compramos en los comercios locales, pan, embutidos y bebidas, para saciar el apetito, y farinato para de la tarde, la celebración. Acabando el aperitivo, en mesas de piedra a la salida del pueblo, llueve de improviso, y recogemos a la carrera para subir al coche y volver al piso.

I Fiesta del Colesterol
Hemos planeado una merienda cena a base de torreznos, traidos de Soria por nuestro colega autóctono, montaditos de morcilla de Burgos con pimientos del piquillo, un improvisado guiso, de nuestro chef, del farinato con huevos estrellados, y a modo de coartada, una saludable ensalada con una base de tomate y cebolla, añadiendo salmón, queso, boquerones,pepino, olivas...y cuantos improvisados ingredientes pudo encontrar, nuestro ingenioso maestro de rutas. Rematamos con un dulce y vasos largos. Tal vez por miedo a no sobrevivir a la "ligera" digestión de tan suculento ágape, decidimos hacer una nocturna visita a Ciudad Rodrigo. Aunque iluminadas las calles, están poco animadas, y nos preguntamos , con perdón, si sus habitantes tienen pública vida social. Antes de acostarnos, tuvimos tiempo de comentar los planes del día siguiente, de Candelario al Embalse de Navamuño, y luego a Alba de Tormes.


Día 6. Candelario, Embalse de Navamuño y visita a Alba de Tormes

Hoy nos alcanza la tormenta y ya durante la aproximación, nos rodea y atormenta. Descarga con fuerzas al llegar a Candelario, lo que nos obliga a sacar los plásticos para no empaparnos. Coincidimos con un rally, que aconsejó variar el track, nos llovió gran parte de la mañana, pero sacamos partido a la jornada, visitando la Cascada de la Mangá, Puente Nueva, el citado Embalse de Navamuño y Candelario.

Como sobrevivir a cualquier imprevisto

Huimos de mas lluvia, y partimos con presteza para nutrirnos, hacia la deseada Alba de Tormes.

Deambulando por las calles de Alba de Tormes

Cumplido el trámite y bromeando con si le lloverá a la simpática mesonera el día de su boda, marchamos despavoridos, sin que nos llegue la camisa al cuerpo, por si se ha marchitado la "flor", y nos atosiga el mal tiempo. Sigue lloviendo a ratos, y sobre todo por la noche, lo que dificulta las coladas para tener ropa limpia, o al menos aireada, con poco "perfume". Nos prepara nuestro hacedor de rutas, un sencillo plato de guisantes salteados con jamón y huevo duro, que hace las delicias de los paladares mas exigentes y exquisitos. El refrescante gazpacho completa el menú. Estamos preparados para nuevas aventuras, mañana en barco y esperamos que con sol.


Día 7. Crucero Ambiental y Miranda Do Douro.

Nos aventuramos a cruzar la frontera sin pasaportes, osados que somos, para embarcarnos y disfrutar del Crucero Abiental de Arribes del Duero,

Paseando en barco por Arribes del Duero

que descubrimos gracias a una afortunada casualidad, repasando en internet que hacer por la zona, y que en principio no estaba previsto, por no ser senderismo. De los bellos parajes por donde ofrecen navegar, escogemos el que parte desde Miranda Do Douro, por las bueñas reseñas y mejores fotografías del enclave. Satisfechos del viaje, del buen tiempo, y animados por los efluvios del oporto a libre disposición, recorremos la poca distancia que nos separa de la villa, y aparcamos cerca de su zona histórica. Tras un par de baldíos esfuerzos, por estar cerrados, ¡En domingo! , los restaurantes elegidos, recalamos en otro de la zona nueva, que nos satisfizo. Con áminos renovados, salimos para realizar el recorrido turístico previsto.

Miranda Do Douro, ciudad turística

Extraido todo el jugo que podemos, después de tontear ante el Monumento a la Capa, y alguno haciendo la ronda por lo alto de las Murallas, retornamos al campamento base para preparar la siguiente aventura. Degustamos ensalada, también tortilla con cebolla y un toque de calabacín, una verdadera obra de arte de nuestro cocinero privado, antes de sumergirnos en un reparador sueño, que nos prepare para el ambicioso programa de mañana.


Día 8. Senda del Chorro en el Valle de Batuecas, La Alberca y Mogarraz.

Acudimos hoy a realizar la última ruta, y suponemos acabado el abono antilluvia, nos acompaña el desapacible mal tiempo, hasta el extremo de convertir el Puerto del Portillo, en un fantasmagórico espectáculo de niebla y nubes negras como el carbón.

Pagando el tributo debido

Tenemos dudas respecto a si podremos llegar hasta el pie de la Cascada del Chorro, pues las crónicas de otros senderistas no dejan del todo claro, donde empieza la zona protegida, por la nidación del Buitre. Confiando en encontar avisos de advertencia, nos internamos en la ruta, pudiendo llegar hasta el final por no encontrarlos a nuestro paso. Eso sí, pagamos el tributo debido por saborear tan maravilloso enclave y tener inigualables experiencias, en forma de acabar empapados bajo la tormenta, que tuvo a bien perseguirnos hasta el aparcamiento. Cambiados de vestimenta y algo mas secos, nos dirigimos a La Alberca.

La Alberca, caminado entre adoquines

Refugiados en el Asador La Parrila para comer, no nos libramos de la intensa lluvia al salir. Realizando el recorrido bajo capelinas, intentando no resbalar en sus adoquinadas calles, saltando charcos y esquivando, en un grácil baile, desagües y canalones, que, estos si, dirigían un gran chorro hacia la calle. Nos adelantamos a la salida del autocar del Imserso, para evitar chupar rueda, por si, como nosotros, ponen rumbo a Mogarraz.

Vamos a adivinar ¿De quién es ese retrato? en Mogarraz

No hicimos tantas fotos como retratos, pero entre callejear, comprar cerezas y degustar orujos, estuvimos entretenidos el resto de la tarde. Con cierta melancolía, tomamos la carretera de regreso, pues sabemos que en Ciudad Rodrigo, mañana es el ultimo día.


Día 9. Ciudad Rodrigo y II Fiesta del Colesterol.

Poco madrugamos, pues teniendo parte del trabajo hecho en las cortas visitas de otros días, solo nos queda rematar la faena. Dejamos la ropa tendida, mojada en Batuecas y vuelta a mojar durante la lluviosa noche, para procurar que esté seca, de cara al viaje de vuelta a casa. Encaminados a la Puerta de Amayuelas, para hacer una entrada triunfal, miramos de reojo hacia el Mercado de Abastos, que declinamos visitar por tener a esta hora poca animación. Nos sorprende el hacedor de rutas, con una inesperada Ronda por las Murallas, que proporciona hermosas vistas, mejores fotos y unas cuantas risas. Rendimos Homenaje a los Héroes, curioseamos por la puerta entreabierta del Seminario, y nos desatamos en chanzas y toda clase de escatológicos e imaginativos escarnios, al pasar por el Museo del Orinal. Agotamos el cupo de fotos, desde todos los posibles ángulos, de la Catedral de Santa María. Repetimos por lugares ya vistos, aunque ahora de día, y preguntando si podemos hacer fotos del atrio, en el Palacio de los Águila, acabamos suavemente seducidos por la simpática y erudita divulgadora, que explicadas las instalaciones, nos da barra libre para admirar de Goya sus litografías, bajo el título "Los desastres de la Guerra". Visitado el Castillo, ahora Parador, el Verraco y los abundantes nidos de cigüeñas, saliendo por la puerta de la Colada, nos dirigimos al Río Águeda. Paseando junto a su orilla, mirando hacia la Alameda, llegamos al Puente Viejo. Donde después de inmortalizar a unos cuantos patos, subimos por un sendero. Bromeamos por no ser habitual, caminar por semejantes lugares en las visitas turísticas, pero el atajo y las vistas, lo compensan. Entrando ahora por la Puerta de Santiago, admiramos el Hospital de la Pasión y el Colegio de Santa Teresa. Agrupados por proximidad los sitios señalados, pasamos por la Iglésia de San Agustín y la Casa Vazquez, la Iglésia de San Pedro y la Capilla de las Franciscanas, el Palacio de Justicia y la Casa Maldonado, para casi sin aliento salir de la zona histórica, por la puerta del Sol. Emprendemos casi una veloz carrera, pues empieza a chispear y la ropa tendida tenemos que salvar. Dividimos fuerzas , el mas veloz parte al rescate, otros dos al supermercado, y el cuarto, el cuarto desaparece sin dejar rastro. Compradas las viandas y casi salvada la colada, tenemos previsto hoy, celebrar la II Fiesta del Colesterol, y el desaparecido se ha comprometido a aviar unas migas para la ocasión. Al cabo de bastante rato se desvela el misterio, le apeteció ir al Mercado de Abastos, ahora si, aprovechando para comprar embutidos, postres y no sé que mas. Nos ponemos manos a la obra, uno desmigando el pan, otro preparando el aperitivo de acompañamiento, el chef los torreznos, y aquel las migas, con patatas, chorizo, huevos rotos, y como contrapunto dulce, a falta de uvas, las cerezas. Claro, como coartada saludable, el gazpacho y los restos de ensaladas. Dulces postres para rematar y vasos largos para culminar. Digerimos el banquete, mientras hacemos maletas, sin prisa por no madrugar, ya que al llegar, por ser ZBE, hasta las 20h no podremos a la metrópoli entrar.


Día 10. Regreso a Barcelona. Mas o menos los mismos quilómetros que el primer día.

Salimos sobre las 9:30, dejando las llaves en la cocina, cargando con la nevera, repleta de comida y de bebida, para el viaje. Como hemos desayunado antes de salir, no paramos hasta la hora de la comida, en un área recreativa localizada por nuestro experto, en Quintanas de Gormaz. Una acogedora arboleda nos cobija y protege del sol, una suave brisa nos refresca, y el arroyuelo cercano, nos canta una canción. Saboreamos la tortilla, los embutidos y los pimientos asados, con algunos aperitivos de acompañamiento. Apuramos el momento de partir, pues esto parece el paraiso y no tenemos prisa. Se acorta la distancia lánguidamente, distraidos con los paisajes, cuando una borrasca de muy señor mío, nos obliga a parar en Pina. Sin apenas visibilidad y sin motivos para arriesgar, nos resguardamos bajo el techado aparcamiento. Seguimos adelante cuando escampa, y vamos tan sobrados de tiempo, que, al llegar a destino, debemos parar en un arcén, para esperar a que llegue la hora salvadora. Mañana tocará volver a nuestro habitual quehacer, que como jubilados que somos, podemos proclamar y proclamamos, bendita rutina.