CRISTINA ENEA. Un paseo por su parque. Grupos 1 y 2 del taller +55 MA.

INTRODUCCIÓN.
En primer lugar señalar que a este parque le tengo un especial cariño desde 1980, año que vine a vivir a esta maravillosa ciudad.
Por entonces yo era uno de esos korrikalaris maratonianos que utilizaba este magnífico parque en mis entrenos de los 13 maratones que corrí en la ciudad.
Utilizaba el prado de la parte baja para mis series y, para los cambios de ritmo,
las innumerables sendas que recorren el parque de abajo arriba.
Así que me conocía al dedillo todos los recovecos del parque. Tanto es así que el afamado cross de Reyes de 1992 (año olímpico en Barcelona), al no poder celebrarse en el circuito de la Zurriola por encontrarse el Kursaal en obras, mis colegas de la Gimnástica de Ulia (yo entonces estaba federado en su club) andaban locos dándole vueltas al lugar de celebración.
Les comenté que un circuito bonito y espectacular podría ser el parque de Cristina Enea, claro está, siempre que el ayuntamiento les diera el permiso correspondiente, pues el testamento del Duque no lo permitía.
Tras intensas negociaciones, de forma un tanto excepcional, el ayto concedió el permiso y tras el VoBo de la FAG (federación guipuzcoana de atletismo) al circuito propuesto con unas pequeñas modificaciones, se pudo celebrar la prueba el día de Reyes.
La ganó el marroquí Khalid Skah, que también ganó la final olímpica de los 10000 m en Barcelona (que yo como gran aficionado al atletismo, allí estaba viéndole ganar por segunda vez el mismo año).
Fue una final muy polémica, con descalificación inicial...pero bueno...lo dejo aquí por ser una historia muy larga y que aquí no viene a cuento.
Volviendo al asunto que me traía, el parque de Cristina Enea. Cuando hablamos de este parque público, nos referimos al considerado como uno de los más interesantes parques históricos urbanos de España, siguiendo la tipología de jardín inglés.
Los jardines fueron diseñados en 1890 por el prestigioso jardinero Pierre Ducasse, incorporando exóticos ejemplares de árboles como el ginkgo, la secuoya o el cedro del Líbano, algo poco común para la época.
A comienzos de 2009 el parque optó al Premio Europeo del Paisaje, del Consejo de Europa, como la candidatura de España, presentada por el Ministerio de Cultura. El 23 de septiembre de ese mismo año el veredicto concedió al parque una mención especial, quedando en segundo lugar, por detrás del ‘Parc de la Deûle’ de la Comunidad Urbana de la Metrópoli de Lille (Francia).

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL ARBOLADO DEL PARQUE.
1- Tras la cesión al ayuntamiento, durante varias décadas el parque sufrió un progresivo abandono y los árboles centenarios procedentes del primitivo parque, muchos de ellos de gran tamaño y belleza, fueron rodeados por otros espécimenes de escaso valor y más invasores, compitiendo con aquellos por la luz y el espacio.
Desaparecieron las praderas y algunos caminos, convirtiendo al parque en un lugar frío y sombrío que no invitaba al paseo.
En la década de los 90, se realizaron diversas actuaciones municipales para la recuperación del parque, con cierta polémica por parte de algunos grupos ecologistas y defensores de la naturaleza.
Así, entre otras acciones, se procedió a la retirada de un grupo de ciervos que estaban dañando la vegetación de la zona en la que estaban recluidos, al aclareo de arbustos asilvestrados (fundamentalmente laurel), y a la plantación de arbustos de diferentes especies, persiguiendo con ello la obtención de una cubierta vegetal diversificada, la conservación del suelo y la creación de macizos estéticamente atractivos.
Hubo retirada de árboles secos y tocones, plantación de céspedes y especies arbóreas, rehabilitación del estanque y la apertura de la entrada en el Paseo de Mundaiz, que permitió que ambas entradas fueran utilizadas como agradable camino por los estudiantes que se dirigían al colegio de Mundaiz.
2- Los temporales del crudo invierno de 2009 habían derribado y dañado definitivamente 22 ejemplares de la parte baja del parque que fueron sustituidos por 45 árboles de porte y pertenecientes a una veintena de especies diferentes, también con cierta polémica.
3- En verano de 2020 el departamento municipal de Parques y Jardines procedió a la plantación de 35 árboles en la zona más próxima a Quirón .
Un reciente temporal había derribado un chopo de grandes dimensiones que arrastró en su caída a una serie de laureles, dejando un claro en la zona.
Se plantaron, entre otros ejemplares, pino (Pinus pinea), roble melojo (Quercus pirenaica), roble común (Quercus robur), arce menor (Acer campestre) y chopo negro, generando un bosquete con estas especies autóctonas.

FAUNA Y FLORA DE CRISTINA ENEA.
Un estudio realizado en su día por Aranzadi, analizó en detalle la biodiversidad del parque. Decía que no sólo pavos reales o patos habitan el parque, existen infinidad de ejemplares de aves de 66 especies distintas, con el mirlo común como principal vecino de su arbolado, además de vencejos, abubillas, petirrojos, ruiseñores, ciervos volantes y hasta alguna gaviota o martín pescador.
Los expertos de Aranzadi contabilizaron más de 5.500 ejemplares de mirlos de 66 especies distintas, sedentarias, migratorias, estivales e invernantes. Se constató que 18 de estas especies se reproducen en el parque y que ocho están incluidas en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas.
Anidan los mirlos, pero también la paloma, el colirrojo tizón, los gorriones, jilgueros o trepadores azules.
Milano real o gavilán hacen así compañía a los animales más famosos del parque, a esos pavos reales que incuban a sus crías en plena campa.
Hay numerosos murciélagos junto al agua y diferentes especies de anfibios y de reptiles con el sapo partero común como estrella, rana bermeja, rana común, lución, lagarto verde, lagartija roquera, culebra de Esculapio, culebra de collar y víbora de Seoane, más allá de las ratas o ratones habituales en cualquier espacio sea verde o urbano.
En lo que a la flora se refiere, hay muchos tipos de hongos y setas que prefieren la madera muerta, los tocones de los árboles, el río, la zona del sur del parque...
Destacar los 180 árboles y arbustos de los que 17 cuentan con algún tipo de protección, como el ginkgo, el cedro del Líbano, la sequoia, el rusco, tejo, carpe, acebo, tilo de hoja grande, olmo, la alineación de varios plátanos, el chopo, el grupo de tilos plateados y el de robles.
Unas líneas sobre los árboles más emblemáticos del parque: ginkgo biloba, cedro del Líbano y secuoya roja.
El GINKGO es un árbol muy longevo y se han localizado ejemplares con más de 2.500 años de antigüedad. Ha sido venerado como árbol sagrado en Oriente, donde se conoce su cultivo en templos y cementerios desde hace 3.000 años. Fue uno de los árboles que sobrevivió a la bomba atómica de Hiroshima, lo que ayudó a acrecentar su mito. Desde hace siglos se ha utilizado por sus acciones terapéuticas, especialmente por la medicina tradicional china.
El de Cristina Enea es un ejemplar hembra de 15 metros de altura, catalogado como árbol singular. Su porte redondeado nos indica que se trata de un árbol adulto, aunque no llegue a los 100 años.
El CEDRO del Líbano es una especie originaria del Líbano, Siria y sudeste de Turquía, aunque actualmente solo quedan algunos bosquecillos en su hábitat natural. No obstante, hoy en día, permanece como símbolo nacional del Líbano donde figura en la bandera del país.
De bella copa aplanada y hojas en forma de aguja, tiene un color variable, desde el verde oscuro al verde azulado. Sus frutos presentan una característica forma de tonel y están formados por escamas aplanadas.
La SECUOYA ROJA es el ser vivo más alto del mundo y se conocen ejemplares que superan los 110 metros de altura y 13 metros de diámetro. A diferencia de la mayoría de las coníferas, la secuoya roja puede crecer a partir de los brotes que nacen del borde del tocón de un ejemplar talado, por lo que se regeneran sin necesidad de semillas.

Y dentro del catálogo de árboles singulares, la única encina del parque (de gran belleza, justo enfrente de la capilla y de un grupo de palmeras chinas), el falso ciprés y el haya.
Citar también los laureles del llamado bosque juvenil que se consideran importantes para determinadas especies y además son, junto a los caquis, uno de los pocos que han brotado de forma natural.
Afirma Aranzadi que el papel de Cristina Enea en la biodiversidad de la ciudad es fundamental y que las aves son una rica comunidad que vive en el parque.
A lo que habría que añadir el papel de sumidero de CO2 que ejerce el bosque del parque.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
Cristina Enea comenzó a ser una realidad en la segunda mitad del siglo XIX en un momento importante para la ciudad, pues en esta época se llevó a cabo la demolición de sus murallas, a partir de la cual la ciudad se extenderá rápidamente por los terrenos arenosos ocupados en parte por las fortificaciones.
Por estas fechas llega también el ferrocarril a Donostia-San Sebastián, disponiendo sus instalaciones muy cerca de la que será residencia del donostiarra D. Fermín de Lasala, Duque de Mandas.
El río no estaba canalizado, de forma que la mayor parte de la superficie que hoy ocupa el ensanche de Cortázar y los barrios de Gros y Amara, eran arenales o marismas, inundadas, en parte, periódicamente por el mar.
Ya en el siglo XVIII, la finca Mundaiz se asentaba en la parte de la colina más alejada de la ciudad, dotada de un palacio y de jardines; el resto lo ocupaban una serie de caseríos y huertas que D. Fermín comenzó a comprar a partir de 1863 con la intención de construir en ella su casa y un gran jardín.
El Duque dispuso en su testamento una serie de condiciones relacionadas con Cristina Enea; unas destinadas a que el usufructo de la finca permaneciera durante algún tiempo en manos de su familia, y que se restringiera su uso en el futuro.
Finalmente en 1926 se cedió la finca al Ayuntamiento, para el disfrute de los ciudadanos.
El parque cuenta actualmente con una extensión de cerca de 100.000 metros cuadrados que incluye, entre otras instalaciones, el palacio, capilla, antiguas cocinas y portería.
En 2008 se crea la Fundación Cristina Enea, cuyo personal junto al de Medio Ambiente del ayuntamiento, se ubica en el rehabilitado palacio y capilla.
La centralidad del parque facilita la comunicación con los barrios de Riberas de Loiola, Amara, Centro, Gros y Egia, gracias a los nuevos accesos peatonales a los referidos barrios.
Todo un lujo de parque urbano en el corazón de la ciudad.

VISITA GUIADA.
En una mañana de lluvias irregulares, los dos grupos +55 de sensibilización ambiental nos hemos acercado al parque de Cristina Enea, para realizar una visita con dos guías ambientales de la Fundación Cristina Enea.
Para ello, cada grupo se ha dividido en dos subgrupos (euskera y castellano), de 10 a 11 el grupo 1 y de 11 a 12 el grupo 2.
La escasa hora de caminata y una mala climatología, nos ha permitido tan sólo disfrutar de las explicaciones históricas del palacio, edificios afines y de una parte del bosque, realizando un itinerario circular que partiendo del palacio va a la parte alta del parque, para descender por el camino que te lleva hacia las casas de Egia, y luego girar a la izquierda para dar con la pista que asciende desde la entrada principal del parque hasta el estanque, con final en el punto de partida (itinerario B azul, fundamentalmente).
También parcialmente hemos visto algunos de los árboles (palmeras...) detrás del palacio, junto a la capilla y antiguas cocinas, quedando pendiente la amplia zona baja del parque (itinerario rojo).
En el wikiloc se añade la imagen que contiene el plano que incluye dos recorridos (azul y rojo) en los que se mencionan alguno de los elementos más significativos del parque.
El folleto, además de la flora, cita también la fauna característica del parque.
Se añade asimismo la imagen de una pequeña guía de las hojas de los árboles más característicos del parque.
La visita de hoy creo que nos ha servido como aperitivo para futuros paseos por el parque, por libre y sin prisa, con la ayuda de un folleto del parque que te lo facilitan en la entrada del palacio.
Disfrutaremos, sin la menor duda, de multitud de colores, olores y sonidos que varían durante el año con el transcurrir de las estaciones, quizás mejor con calma en dos jornadas diferentes de estaciones también diferentes (primavera, verano y otoño).
Agradecer a Juanjo, Fernando, Maite, Carlos y Enrique por la aportación de sus magníficas imágenes que junto a las mías conforman el reportaje fotográfico.