DEHESA DEL CAMARATE - BOSQUE ENCANTADO (LUGROS)

Nos internamos en el Parque Nacional de Sierra Nevada para visitar un paraje del que habíamos oído muchas veces, sin saber dónde estaba realmente.

Nos decidimos a hacer la ruta, así que nos fuimos cuatro familias a Lugros. Tras llegar al centro de visitantes y ver que estaba cerrado (con un par) le preguntamos a unos paisanos muy amables quienes nos guiaron al inicio del carril que nos llevaba a la zona. Nos habíamos ido de caña un par de kilómetros. De paso, conocimos Lugros.

El desvío no está indicado, la única referencia era un autobús aparcado. Eso sí, una vez empezamos la ruta, hay postes con marcas blancas y amarillas muy bien situados.

Cogemos el carril con mucho cuidado para no cargarnos los amortiguadores de los coches y los dejamos en una explanada junto a un monumental acceso a una finca. Es muy característico puesto que tiene dos ¿muflones? rampantes.

Hacen 5 graditos pero el día promete sol. Cogemos la cañada real de los Potros en parelelo a una acequia que, en parte, seguiremos de regreso. Durante toda esta parte, vamos con la valla de la finca (que delimita el Parque Natural, no Nacional) a nuestra derecha.

La pista nos hace perder altura hasta llegar al cauce del río Alhama, que seguiremos hasta el fin de la ruta. A partir de aquí, en Parque Nacional.

Subimos ligeramente y nos cruzamos con muchas vacas retintas. Son totalmente mansas puesto que están acostumbradas al trajín de senderistas. Si nos fijamos, encontraremos muchas endrinas, que nos vinieron muy bien para dar sabor al aguardiente. Dentro de tres meses veremos qué tal sabe.

Por desgracia, el camino es de libre paso por lo que no sólo nos cruzamos con coches de ganaderos de la zona, sino también con muchos "senderistas" que querían dejar el coche a pie de zona. De hecho, cualquier apartadero del camino servía de aparcamiento.

Tras parar a almorzar en un pradito soleado junto a un vado del río, seguimos subiendo un poco más para alcanzar la barrera que, por suerte, impide la circulación de vehículos. Hay un corral, un establo y una ermita que parece de nueva construcción, aunque no finalizada. La zona es muy húmeda y melancólica en esta época del año.

Un poco más adelante, siguiendo el umbrío y frío barranco de las Rozas, encontramos un toril, utilizado para meter al ganado en camiones. Parece que sigue en uso, aunque los años no pasan en balde.

Un poco más adelante, en el repecho tras cruzar el arroyo del barranco, nos damos la vuelta, aunque el gps pierde la cobertura.

Preciosa ruta que hubiese sido mucho más interesante sólo un par de semanas antes, con los árboles de hoja caduca aún por descargar y llenos de colores. ¡Ah! y lógicamente muchas "minas" cortesía de las vacas.

¡Nos vemos en el campo!