El Museo de la Huerta de Alcantarilla. Anthercas

El Museo de la Huerta de Alcantarilla, de temática etnológica, relaciona las piezas de su colección permanente con la historia de la Huerta de Murcia, con la finalidad de transmitir el conocimiento del patrimonio cultural, reflejo de las tradiciones, oficios desaparecidos, artesanía, costumbres, etc; posee dos zonas museísticas, una al aire libre desde sus orígenes en 1967, con representación de la huerta y de otros elementos patrimoniales hídricos como acequias, noria y acueducto (siglo XV) y la segunda, de interior, dispone de 6 salas que contienen colecciones de cerámica, vidrio, lebrillos, mueble artesanal de plateras, arcas y cofres (S. XVIII y XIX), mobiliario de barraca (aperos, romanas, tinajeros …)...telares (S. XVII y XVIII), ruecas, maniquíes con trajes típicos antiguos (S. XIX), abanicos y rosarios (S. XVIII y XIX), cunas, camastro, cabezales y pies de cama, instrumentos musicales de la tierra, herramientas de alumbrado, cerrajería, biblioteca murciana, utensilios y medicamentos antiguos de una botica, etc.

Comenzamos la visita gratuita (con horario de Martes a Sábado de 10:00 a 14:00 y de 16:30 a 19:00, Domingos de 10:00 a 14:00), por el exterior, recinto ajardinado, con árboles frutales, cítricos, vegetación autóctona, vivienda típica, como la barraca, herramientas y elementos hidráulicos.

Lo primero que observamos a nuestra izquierda es una torre murciana con su palomar, a la derecha una caldera de hierro fundido y una cosechadora; entramos en una plazoleta con escenario a la derecha y a la izquierda el Monumento al huertano del escultor Anastasio Martínez, poco mas adelante a la derecha se encuentra la Barraca Huertana, acompañada en el exterior de horno moruno y pozo de agua.

Barracas Huertanas se hallaban en las zonas de huertas de regadío, con planta rectangular y de unos nueve por cinco metros, los muros de atobas o adobe (una mezcla de paja y barro), su techumbre a dos aguas (de cañas y barro), en su interior había dos estancias o cuartos, una para la cocina, chimenea, tinajero y jarrero, en la segunda se encontraba el catre y su colchón de borra con alguna ventana, la vida se hacía en el exterior de la barraca dado el clima benigno. Los rebancos en la puerta, la parra, el pesebre para los animales, el horno moruno de forma circular y la cruz de madera o metal, símbolo de la religiosidad popular de la huerta tampoco podían faltar. Algunas disponían de un piso superior dedicado a la cría del gusano de seda.

Tras el pozo se encuentra un mirador; siguiendo el pasillo arbolado pasamos junto a una trilladora mecánica del siglo XIX y llegamos a la obra de ingeniería hidráulica que supone la Noria de Alcantarilla o "Rueda de la Huerta", la Noria originaria data del siglo XV, de tradición islámica y de madera. Tenía 56 cangilones (recipientes que recogen el agua) y regaba unas 700 tahullas (una tahula equivale a 1118 metros cuadrados) de Nonduermas y Alcantarilla. En 1890, un carpintero local construye una mayor. La noria actual de metal fue instalada en 1956 por la Sociedad Metalúrgica Naval y Terrestre de Alicante con las mismas proporciones que la de 1890, 11 m de diámetro, 1,90 m de ancho y 8 m de alto. Cuenta con 72 cangilones que vacían el agua en el canal del acueducto a 7,10 m del agua. Así la Noria pasó a abastecer a unas 3000 tahullas.

De vuelta orillado hacia la derecha junto a la Acequia del Turbedal, paso junto a una aceña, conocidas como norias de tiro (o de sangre) consta de tres partes: un pozo, un juego de dos ruedas engranadas y una plataforma circular. Suelen estar acompañadas de una alberca o balsa para almacenar el agua antes de su distribución, incluso de un acueducto y en ocasiones de un pequeño establo donde guarecer los animales de tiro. El animal iba uncido a la pértiga (“malacate”) que mueve el eje de la rueda de tracción, tirando en círculos sobre una plataforma llamada “andén”. Las aceñas se sitúan sobre promontorios para que el agua circule por gravedad, en Mazarrón se elevaban con muros de mampostería y contrafuertes, creando la sensación de torreones defensivos (aceñas fortificadas).

Llego al porche, ahora oculto a la vista, afortunadamente tengo las fotos cuando se hallaba expuesta una colección de maquinaria y carruajes, en donde destaca una “tartana”, que perteneció al ilustre Premio Novel de Medicina, D. Santiago Ramón y Cajal, que durante el verano pasaba temporadas en su Casa Torre de Cañada Hermosa, a pocos Kilómetros de Alcantarilla.
La galera es una especie de furgón con bastidor de madera, de los laterales colgaban esteras de esparto o paja, el fondo consistía en una red de cuerdas sobre la que se apilaba la carga, el techo con cubierta de hierro sujeto por aros de madera y cañas transversales, las aberturas de atrás y delante se cerraban por medio de unas cortinas de esparto. Transportaba de seis a ocho personas. En Murcia era el medio de transporte de personas por caminos y carriles de la huerta, antes que el asfaltado y los coches a motor los desplazaran.

Hemos terminado de dar el rodeo exterior y toca entrar a recorrer las salas interiores:
Ámbito 0 El Posicionamiento, es la historia del museo, a qué se dedica la etnología y quienes son
los personajes que te van a acompañar durante tu visita.
Ámbito 1 Modificar y Cultivar: La protagonista es la cultura del agua. A través del río Segura se estructura el control de este bien tan preciado y la creación de una huerta conocida en toda Europa.
Ámbito 2 Extraer y Procesar Los productos de la huerta se procesan para obtener un resultado final. Estos han dado lugar a una serie de trabajos que se ven reflejados en la colección permanente del museo.
Ámbito 3 El Hilo de la Vida, Creencias, Música en la Huerta y Vida en la Calle : Todos los elementos que se encuentran en el museo recogen una historia de vida. Descubre cómo se vivía en la huerta: la calle, la escuela, el comercio, cómo eran sus costumbres, en qué ocupaban su ocio y tiempo libre.
Sala de Exposiciones Temporales dedicada al 60 aniversario de la Cerveza Estrella de levante.

Finalizada la visita reflexiono sobre la relación de todo lo visto con el desarrollo de mi infancia en el pueblo vecino de La Raya, sus pobladores y costumbres, con el cercano Río Segura, su paso en barca, “los jugadores de bolos huertanos”, “los palomeros”, “los ventorrillos”, “la escuela segregada con las niñas”, “el cura” que insistía en hacerme monaguillo cuando las misas me mareaban con el olor a incienso, la miseria compartida, el alcoholismo extendido entre las gentes, la “alegría” que da la ignorancia, “la lucha de mi madre por prosperar”, el acomodo de mi padre a su entorno inmediato y yo siempre leyendo tebeos “llenándome la cabeza de pájaros”.