El Roblón del Monasterio, Velilla del Río Carrión

Ruta que es muy interesante por las edificaciones ruinosas de antiguas minas en que se encuentran a lo largo de la ruta. Contando, además, con el viejo centenario Roblón del Monasterio.
Se puede continuar la ruta hasta el Corral de los Senderos, que queda después de una cuesta más después de volver a enlazar con la carretera, pero por el sentido contrario al que hicimos la ruta está vez. El año pasado fue el sentido en el que lo hicimos y nos acercamos hasta el mismo pero, en cambio, no visitamos el Roblón, por eso está vez repetimos la ruta por el otro lado y así descubrir los secretos que nos aguardaban por allí, escondidos en el bosque. El refugio esta en buen estado, al lado de unas tenadas con ganado equino. Cuenta con chimenea y una mesa con bancos.

Saliendo de Velilla del Río Carrión, justo cuando termina el pueblo, en dirección Riaño, nos desviamos hacia la izquierda siguiendo un cartel que indica las antiguas minas.
Hay varias carreteras en desuso que se dirigen a las viejas minas de extracción de carbón llamadas "Antracita de Valdehaya".
Dejamos el coche al lado de un cartel que indica los ambos sentidos de la ruta, dado que se puede hacer circular aunque nosotros el regreso lo hicimos por el mismo recorrido que a la ida. Tomamos la carretera, solo transitada por jeeps que recogen los desbroces de leña para prepararse para el invierno, en dirección izquierda para empezar a ascender hacia las estructuras que aún se conservan de la Antracita de Valdehaya. Exploramos unos barracones con baños para los mineros y, más adelante, un par de bocas de minas con estructuras de apoyo y aún varios tramos de raíles en el suelo.
A los dos kilómetros de seguir la carretera entre el bosque de hayas y robles está el desvío señalizado hacia el Roblón del Monasterio. Este se encuentra rodeado de una valla y con información del mismo.
Allí nos sentamos a admirarle y almorzar. Luego ya solo quedó volver con comodidad, cuesta abajo, hasta donde habíamos dejado el coche antes.

Recomendable por el precioso bosque que rodea el entorno, magnífico en la época del año que lo hicimos, principios de otoño; y por las infraestructuras que se usaron no hace realmente tanto tiempo.
La ruta se hace muy entretenida y es apta para los más pequeños puesto que, aunque tiene repechos prolongados, no son duros y se camina genial por la vieja carretera, casi sin uso.