Estrecho de la Arboleja (Aledo)

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En el interior de la Región de Murcia, la población de Aledo esconde un profundo y estrecho cañón de paredes rojizas que algunas personas califican como el «Antelope Canyon Murciano». Un lugar de Interés Geológico apto para hacer en familia, que se puede visitar a través de una sencilla ruta de senderismo.
Este estrecho es una pequeña parte de la Rambla de Lébor, un curso de agua intermitente que recoge parte de las escorrentías que vienen desde Sierra Espuña, atravesando un terreno árido y con poca vegetación. Tiene una longitud de apenas 500 metros y entre diez y quince metros de altura donde el agua ha horadado este profundo y estrecho desfiladero, dándonos la oportunidad de conocer uno de los rincones geológicos más bellos de la Región de Murcia.
Para acceder al estrecho; desde el pueblo de Aledo tomamos la antigua carretera de Lorca C-21 en dirección a la pedanía de Nonihay, a 2,5 kilómetros aproximadamente, veremos a la izquierda un camino asfaltado con indicaciones del nombre de este lugar, continuamos por él y al poco llegaremos a una explanada con aparcamiento i zona de picnic.
Comenzamos la ruta en dirección a la carretera por donde hemos venido y tras el puente con barandas de madera (aquí termina el asfalto y comienza el Área Recreativa), seguimos por la izquierda un sendero perfectamente balizado con postes de madera y cables de acero forrados con plástico de color verde que sigue todo el contorno del estrecho y en algún punto incluso podemos apreciar su profundidad. La parte final de bajada la realizamos por unas escaleras que nos sitúan a pie de Rambla.
Lo primero que nos llama la atención es una cabeza de serpiente entallada en una roca y un poco más allá un enorme algarrobo. Continuamos hacia la derecha y a pocos metros nos encontraremos con la entrada de este impresionante y maravilloso paraje.
El acceso del estrecho es sobrecogedor ya que paredes de gran altura se van estrechando a nuestro paso. El agua cuando cae, rezuma por sus paredes haciendo recorridos de formas caprichosas y la luz que entra por el cañón ilumina y colorea de manera voluble sus paredes. A lo largo del recorrido podemos ver que estas paredes se van estrechando poco a poco, hasta llegar a una anchura de 1,50 metros donde podremos tocar las 2 paredes del desfiladero. Al final de este, encontramos escalones de piedra que los más osados por medio de una pequeña trepada pueden salir del cañón, nosotros no lo intentamos por estar las piedras mojadas con peligro de algún resbalón.
Una vez fuera del estrecho y de vueltas a los escalones de subida, seguimos éstos y sin alcanzar el sendero por el que habíamos descendido, continuamos por otras escaleras situadas a nuestra derecha y que finalizan en la zona recreativa y aparcamiento, dando así por finalizada esta fácil pero espectacular ruta.
Salud y buenas caminadas!!