EU AL LM Andagoia Marinda y cimas de la sierra de Gibijo
near Andagoia, País Vasco (España)
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Trail photos
Itinerary description
Ruta de 14,6 km y 636 m de altura acumulada recorre desde Andagoia la sierra de Gibijo y asciende al Marinda (986 m), inconfundible por su silueta cónica y ser la máxima altura de la sierra y a otras 4 cimas de menor entidad.
Las sierras de Gibixo junto a la de Gillarte, situadas por encima del valle de Koartango, forman una gran meseta elevada unos 300-400 m que conectan en uno de sus bordes con el Monte de Santiago.
En la sierra de Gibijo destacan los pinos silvestres, hayas, robles, quejigos y encinas que se alternan con amplias zonas de pasto. Es un territorio silvopastoral gestionado desde tiempo ancestral de manera mancomunada por medio de las "comunidades de montes". La mayor de ellas es la Comunidad de Montes de la Sierra de Gibijo, que se remonta a la edad media y está integrada por la mayoría de los pueblos y entidades administrativas colindantes con los terrenos de la sierra.
La ruta es sencilla de realizar, el tramo más complicado es la subida al Cotorricos que se realiza campo a través, pero el resto no presenta más dificultad que la propia de su longitud y desnivel
Descripción de la ruta
Iniciamos la ruta en la plaza de Andagoia, de allí nos dirigimos a la parte alta del pueblo, en la que destaca su iglesia perteneciente al periodo gótico tardío, construida entre la primera mitad del siglo XVI y principios del XVIII, aunque aún conserva algunos canecillos románicos de la primitiva iglesia.
Andagoia es una aldea algo perdida pero bien cuidada de cuyas tierras salió en el siglo XVI, el
conquistador Pascual de Andagoya, que llego a ser gobernador de la península de Darién,
actual Panamá. El pueblo poseyó una torre que sería del señor de Ayala, y que fuera destruida en las luchas comuneras de enfrentamientos con Carlos I
Desde la plaza, nos dirigimos entre calles a la salida del pueblo. Tomamos un desvío que nos lleva a una campa y tras cruzarla, un sendero por el bosque señalado con hitos de piedra nos indica el camino.
La senda, de fuerte pendiente en algunas zonas, llega a la parte alta del cordal y en un corto recorrido llegamos a la primara cima del día: Peña del Castillo 8836 m). La cima una explanada rocosa con vistas sobre el pueblo, está adornada con un pequeño buzón con una brújula en la parte alta. Parece ser que en su día el buzón consistía en una vieja cafetera.
Descendemos por la otra vertiente, siguiendo el cordal. Nuestra ruta continua manteniendo el nivel y pasando por las cimas Ganude (783m) y Pitxandurri (772m), sin buzón y que no destacan en el paisaje, únicamente señalizadas por un amontonamiento de piedras.
Entramos en una pista con bonitas vistas de la sierra de Badaia y continuamos hasta llegar a un collado, donde abandonamos la pista para ascender al Lordondo (828 m). Una modesta cima sin buzón pero con buenas vista, desde la que podemos divisar el Marinda.
Descendemos hasta una mueva pista que seguiremos hasta una encrucijada, donde tras cruzar un portillo, abandonamos la pista.
La senda ahora asciende con una fuerte pendiente y por un camino con abundante vegetación. Hay que avanzar pegados a la alambrada y en un momento determinado cruzar al otro lado, donde el camino continúa con claridad. Nosotros nos descuidamos y nos metimos en una zona de vegetación enmarañada. Evitadlo.
Llegamos a la cima del Marinda (986m). En lo alto un buzón, una cruz y unas magnificas vistas de la que pudimos disfrutar al estar el día muy despejado.
Continuamos por el cordal para iniciar la bajada de fuerte desnivel en algunos tramos. Llegamos a una encrucijada de pistas. Se puede seguir una de ellas ,pero nosotros para hacer un recorte atravesamos una portilla y el camino, con zonas de mucho barro, nos lleva a conectar con la pista más adelante.
Pasamos junto a unas palomeras y continuamos hasta una nueva encrucijada de pistas. Aquí se puede tomar la de la izquierda que lleva al punto de inicio o continuar de frente, como hacemos nosotros, para ascender prácticamente campo a través a la cima de Cotorricos (899m). No hay buzón, pero parece que están preparando la estructura para colocarlo. Las vistas otra vez son fantásticas. Podemos ver la ermita de San Antonio a la que nos dirigiremos a continuación.
Descendemos en dirección a la ermita. Llegamos a una pista y continuamos unos metros para entrar en el recinto de la ermita. Esta sencilla ermita se encuentra a una altura de 850 metros, a los pies del viejo camino real que desde Kuartango se dirigía a Orduña por Bagate atravesando las tierras de la Ledanía de Marinda o Ledanía de abajo. Se trata de un edificio de sencilla construcción dividido en dos partes, la ermita como tal y una zona de pórtico cubierto, en donde se realizaba la hoguera de San Antón. Era tradición acudir en romería en día de San Antonio con productos del cerdo y realizar una subasta para recaudar fondos y luego realizar un fuego en el pórtico de la iglesia.
Retornamos al camino y continuamos por una cómoda pista nos llevará hasta el pueblo. La pista de unos 5 km avanza en paralelo al río siguiendo el barranco de las Fuentes. El rio con algunas cascadas y un precioso bosque otoñal, nos acompaña durante todo el recorrido. Ya cerca del pueblo, cruzamos el río Yartos, por un bonito puente, el Puente del Robledo, y continuamos hasta Andagoia, donde damos por terminada la ruta.
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Waypoints
Andagoia Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y casa torre
El Templo tiene planta rectangular, con la cabecera rectangular y más estrecha que la nave y acre so en arco de medio punto. La corpulenta torre de dos cuerpos mantiene los restos de la primitiva espadaña, que acompañaría al templo romagito, En el interior podemos apreciar un excelente retablo neoclásico, presidido por una Andra Mari medieval. En los pies del templo existe otro retablo renacentista, dedicado a la Virgen del Rosario, que está rematado por el escudo de Pascual de Andagoia:
Ermita de San Antonio
El ritual de encender un fuego en el pórtico de la ermita tiene sus raíces de este rito ancestral debemos remontarnos al siglo XI, cuando una misteriosa enfermedad, llamada "ignis sacer" (fuego sagrado), "mal de fuego" o "fuego de San Antén" devastó Europa Central. Se trataba de una intoxicación producida por el cornezuelo, un hongo que crecía sobre los cereales, especialmente sobre el centeno. Las intoxicaciones producidas por comer harina mezclada con el cornezuelo de centeno fueron masivas en toda Europa, donde el centeno era el cereal más consumido. Los enfermos sufrían perturbaciones mentales, ataques epilépticos, convulsiones y alucinaciones que hacían pensar que estas personas estaban poseídas por fuerzas demoníacas, El hongo también producía un efecto vasoconstrictor, disminuyendo la circulación, lo lo q que provocaba una angustiosa sensación de quemazón ("fuego") y la aparición de gangrenas, deformaciones y mutilaciones, principalmente en las extremidades. Como esta enfermedad se atribuía a un castigo divino por los pecados cometidos la única solución era encomendarse a santos protectores como San Antonio, al que se atribuían numerosos privilegios contra el fuego y que era el único con poder para curar el fuego sagrado". En 1096 se fundó la Orden Hospitalaria de los Antoniarios, cuyo símbolo era la crus Tau. En sus hospitales, dedicados exclusivamente, a cuidar a estos enfermos, se repartían los "panes de San Antonio" elaborados con trigo...no con centeno, por lo que los enfermos sanaban por la intercesión del Santo. En muchos lugares pervive la tradición de las hogueras el día de San Antón, que rememoran estos oscuros tiempos, en torno a ellas se comían los productos de la matanza y se alejaban a los malos espíritus. En este mismo rito se protegia al ganado haciéndolo pasar por encima de la hoguera.
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