Excursión por el río Dobra (Cangas de Onís)

Ruta realizada el 22 de Agosto de 2018
Tras un difícil año que me ha tenido apartado de mis salidas al campo y al monte, retomo, habiendo perdido bastante forma física, las excursiones campestres. Lo hago acompañado de mi familia este verano en Asturias.

Se trata de una excursión por el río Dobra, río singular por el color de sus aguas. La idea inicial era llegar hasta la Olla de San Vicente. Sin embargo, debido a la dificultad que fue adquiriendo el sendero al llegar a una zona donde éste estaba desarrollado sobre roca caliza, y teniendo en cuenta que íbamos con una niña de 3 años decidimos, por prudencia, dar la vuelta y pararnos en una pradera a la vera del río.
La ruta se inicia a las afueras del caserío de Tornín, en el concejo de Cangas de Onís, justo donde hay un restaurante-merendero. Al principio el camino es una ancha pista muy cómoda apta para todos los senderistas. Ya desde el principio el paisaje es embaucador y la vegetación exhuberante. Se va remontando el río Dobra, afluente del Sella, y cuyas aguas destacan por un precioso color esmeralda y las numerosas pozas que tiene. Poco a poco vamos divisando diferentes pozas desde el camino, que circula siempre en paralelo al río. En un momento dado el camino deja a su derecha un singular puente, inicio de la Senda del Arcediano. El camino va gran parte a la sombra; una sombra que proporcionan los árboles típicos de los bosques asturianos: robles, castaños, avellanos, hayas, fresnos, etc.

Cuando llevamos unos 1,2 km el camino se separa del río ligeramente para atravesar una majada. Los prados tienen un color verde intenso, tras un año pluviométrico excelente. De nuevo camino y río se vuelven a unir, y la ancha pista deja paso a un sendero irregular con numerosas piedras, algún que otro salto, y labrado sobre piedra caliza. Si bien no presenta mayor dificultad a ningún adulto (con las debidas precauciones de no resbalar ni tropezar) para una nenina de 3 años la situación es muy diferente. Por ello preferimos dar la vuelta y retroceder hasta una pradera que habíamos divisado a la subida, situada a la orilla misma del río y que es un lugar idóneo para comer deleitándose del sonido del agua y la belleza de las aguas transparentes del Dobra. Antes de comer me doy el preceptivo chapuzón en el río, pues el calor acusa. El agua está realmente deliciosa.
Disfrutamos de la comida en familia, junto con otros grupos de familias senderistas venidas desde distintos puntos de España, y que nos amenizaron mucho la comida.

En resumen, se trata de una excursión muy fácil para realizar en familia (lo cual hace que sea demasiado numerosa la afluencia de gente para un lugar tan frágil...) y que permite deleitar los sentidos en la belleza insuperable del río Dobra y del bosque asturiano. Queda pendiente par otra ocasión llegar hasta la Olla de San Vicente