Gea de Albarracín. Acueducto romano.

El acueducto
Acueducto romano Albarracín- Gea- Cella, en su tramo IV por el Barranco de los Burros. Casi 25 km de acueducto, 8 de los cuales están excavados en la roca. La toma del agua del río Guadalaviar se hacía en Albarracín. El agua se llevaba a Cella donde posiblemente había una importante base de las legiones romanas.

Barranco de los Burros:
El acueducto romano que partiendo de las proximidades de Albarracín llegaba hasta Cella es sin duda una de las obras hidráulicas más importantes de la Península Ibérica, realizada por los romanos en el siglo I de nuestra era.

La ruta
Por la carretera A-1512 en dirección a Albarracín, a la salida de Gea de Albarracín, tomaremos un camino a la derecha. Pasada la primera curva, a unos 100 m encontraremos un sitio amplio a la izquierda para aparcar.
Iniciamos la ruta por la senda marcada que nos acerca a una presa erigida en medio del barranco para evitar grandes avenidas de agua. Continuamos por en medio del barranco, mientras ya vemos en la roca excavadas las ventanas que delatan la presencia del acueducto. Después de un corto tramo por el que nos toca subir algún peldaño esculpido en roca caliza, nos encontramos con el acueducto, un túnel excavado en la roca, con una altura de 1,80 a 2 metros y una anchura entre 0,80 y 1 m. Avanzamos por el tramo de la izquierda, hasta llegar a un punto en el que el túnel aparece colmatado por resíduos de piedras y tierra. En algún punto nos toca agacharnos. En el suelo hay tableros de madera para facilitar nuestro caminar. Seguidamente pasamos a la parte de la derecha de características similares. La vuelta se hace por el mismo camino, desandando el trayecto anterior. Observamos un paisaje casi desértico, con escasa vegetación.

Esta es la información que encontramos en los paneles indicativos de la zona:

El acueducto Albarracín - Gea - Cella.
Este acueducto, de casi 25 km de recorrido discurre inicialmente junto al río Guadalaviar, del que toma las aguas, con una conducción que alterna las galerías excavadas en la roca con canales a cielo abierto.
Cerca del núcleo actual de Gea de Albarracín, el acueducto se hace subterráneo, con una galería que discurre en ocasiones a 60 metros de profundidad y vuelve a aflorar a la superficie al aproximarse a Cella.
Para su construcción se excavaron 9 km de galerías, dotadas de casi un centenar de pozos de ventilación. En total se ha calculado que se evacuaron aproximadamente uunos 50.000 m3 de roca. El acueducto poseía una pendiente media de un tres por mil, un abundante caudal próximo a los 300 litros por segundo.
Su finalidad era el suministro de agua al núcleo urbano de la ciudad romana que existió, desde el siglo I a.C. en la actual Cella, aunque dado su importante caudal no se descartan otros usos relacionados con instalaciones artesanales (batanes, fraguas, o molinos).
No se sabe el período de tiempo que este acueducto pudo estar activo, aunque con seguridad en el momento de la conquista cristiana de Cella no se encontraba en funcionamiento, como indica la búsqueda y el hallazgo de la actual fuente. Tras el abandono del acueducto, los tramos excavados en la montaña fueron utilizados como refugio de pastores, agricultores y guaridas de animales.

Visita al acueducto:
A lo largo de todo el recorrido del acueducto existen 7 tramos adaptados para que la visita. Se han dispuesto mesas de interpretación que informan sobre las características y técnicas de construcción del acueducto de Albarracín-Gea-Cella.
Estos tramos son:
Tramo I: Azud del albergue de Albarracín. En este tramo se puede ver la zona desde la que el acueducto tomaba el agua del río Guadalaviar, aunque el azud actual no es romano.
Tramo II: Galeria de los espejos y túnel, próximo al Castillo de Santa Croche. En esta zona se puede recorrer parte del acueducto excavado en la roca.
Tramo III: Azud de Gea de Albarracín. El acueducto discurre excavado en la roca, en paralelo al gran cortado de roca existente. Se pueden reconocer numerosas ventanas o lumina de ventilación a tramos regulares.
Tramo IV: Barranco de los Burros. En este punto, de gran belleza paisajística, el acueducto discurre excavado en la roca, dando un dramático giro para salvar el barranco, siguiendo la curva de nivel.
Tramo V: Cañada de Monterde y Las Hoyas. El acueducto sigue siendo subterráneo. En este tramo destacan los enormes pozos de ventilación o putei, en ocasiones de gran profundidad.
Tramo VI: La Tejería. Tras los dos últimos pozos o putei, el acueducto sale a cielo abierto.
Tramo VII: Las Eras de Cella. El acueducto sigue discurriendo a cielo abierto, aproximándose a Cella.
Tramo VIII: Casco urbano de Cella.



BARRANCO DE LOS BURROS:
El barranco de los Burros es sin duda uno de los tramos más espectaculares del acueducto, ya que el estrecho del barranco por el que se accede ofrece al visitante un paisaje muy atractivo y diferente del entorno.
La técnica de construcción es similar a la del anterior tramo del Azud de Gea: Su trazado excavado en la roca, discurre por el interior de los laterales del barranco apareciendo a intervalos regulares ventanas laterales o loculi. Estas ventanas servian para permitir la entrada de aire por el túnel y para el acceso de operarios para su mantenimiento.
Durante su construcción se utilizaron sin duda para la evacuación de escombros.
El acueducto, al llegar a la cabecera del barranco, sale a cielo abierto, para realizar un rápido giro y volver a introducirse en la ladera opuesta.
Los ingenieros romanos demuestran en este caso una vez más su pericia y sus conocimientos topográficos, optando por un incremento de la distancia del recorrido, adaptándose al terreno, frente a la construcción de puentes o arcos, que en este barranco hubieran planteado serios problemas de conservación.

La construcción del acueducto:

La construcción de una gran obra pública como los acueductos requería de una gran organización logística. Roma creó con este fin un cuerpo específico de funcionarios que recibía el nombre de familia pública aquarum. Este cuerpo estaba formado por ingenieros (mensores aedofidiorum), topógrafos (mensores), administrativos y tesoreros (scribas), pregoneros (praeones), capataces de obra (libratores), fontaneros (plumbarii) y esclavos públicos (servos públicos).
En primer lugar, el topógrafo y sus ayudantes calculaban el recorrido más adecuado y el desnivel general de la zona de captación y la de almacenamiento o suministro.
Este acueducto de Albarracín a Cella, la gran distancia existente entre los dos extremos y la complejidad orográfica del terreno debió complicar de manera notable estos trabajos, diseñando un recorrido que aprovecha en la medida de lo posible las curvas de nivel.
Tras diseñar y marcar sobre el terreno el recorrido del acueducto, la obra tuvo que comenzar simultáneamente en varios puntos del trazado, con varios equipos asentados en campamentos de trabajo a lo largo del recorrido. Los capataces o libratores se encargaban de los obreros, artesanos libres y esclavos especializados, además de los materiales, animales de carga, víveres, herramientas y del pago de salarios.
La precisión de las distintas conexiones es un claro ejemplo del nivel alcanzado por los ingenieros romanos.