La Caletilla. Miradores. Playa las Macetas.Frontera. El Hierro

La Caletilla. Miradores. Playa las Macetas.Frontera. El Hierro



La ruta parte dela Caletilla e la población de Las Puntas hasta el aparcamiento del Charco de Las Macetas y recorre unos 3200 m por un sendero litoral que discurre paralelo al acantilado costero a una altura sobre el nivel del mar que oscila entre los 9 y 39 m.

El sendero se encuentra en buen estado y en buena parte habilitado con una pasarela de tablones de madera. El camino salva un escaso desnivel con una pendiente media inferior al 10 % que resulta asequible para el público general. Fuera de nuestra ruta, al norte del mirador de los Roques de Salmor, parte un sendero peligroso hasta las antiguas Salinas de Punta Grande, adentrándose unos 500 m en una zona afectada por frecuentes desprendimientos.

Aunque la ruta es fácil, resulta recomendable el uso de calzado adecuado para caminar y gorro, usar protector solar y llevar agua en abundancia. Además, no es recomendable practicarlo a medio día, al menos durante los meses de verano, ni en caso de lluvia o temporal marítimo, por el riesgo de desprendimientos, formación de barranqueras y fuerte oleaje.

La ruta discurre sobre una costa rocosa acantilada baja, labrada sobre coladas volcánicas recientes de menos de 20.000 años. Hacia el mar podemos observar formas erosivas relacionadas con este tipo de costa mientras que hacia el interior se puede ver una panorámica del valle de El Golfo, vestigio de un gran deslizamiento que afectó al flanco Norte insular. Se trataría de un colapso gravitacional de tipo avalancha rocosa, que habría movilizado un volumen de tierras de unos 320 km³. La mayor parte de la masa deslizada se encuentra sumergida y se identifica como un flujo de escombros submarino que alcanzó la llanura abisal. Constituye uno de los mejores ejemplos, a nivel mundial, de colapso de flanco en una isla volcánica. La frescura de sus formas corrobora el carácter reciente que le asignan las dataciones isotópicas (95.000-26.000 años), si bien es cierto que su morfología original ha sido modificada por actividad volcánica muy reciente.

La senda costera discurre por coladas volcánicas que proceden de centros eruptivos localizados en la parte alta del valle en Tigaday y en la zona de Guinea-Las Puntas. En el entorno de los miradores se pueden observar algunos roques, arcos de piedra, playas de cantos.

Las colada de tipo pahoehoe, son fluidas en el momento de su emplazamiento, con altas temperaturas, que da lugar a superficies continuas, regulares y suavemente onduladas. La estructura interna de estas coladas se caracteriza por la existencia de múltiples planos de debilidad, contactos entre coladas, diaclasas de retracción térmica de la colada y grietas de tracción, que son atacados por el mar haciendo retroceder la costa. El oleaje aprovecha las zonas de debilidad en la roca para penetrar con mayor eficacia en el cantil, favoreciendo su erosión y la formación de roques, arcos y grietas en la colada de lava, así como a la generación de playas de cantos al pie del cantil.

Las coladas aa se emplazan a menor temperatura y son más viscosas que las pahoehoe. Tienen una superficie irregular y caótica, formada por bloques ásperos y desiguales, resultante de la fragmentación y pérdida de gases de la colada durante su emplazamiento. Los fragmentos de la superficie de la colada en su frente van cayendo y son cubiertos por la misma lava al avanzar, lo que genera la aparición de tres capas: una superficial y otra basal de carácter escoriáceo o rugoso, y otra interna más masiva.
En la entrada al hotelito de Punta Grande, se encuentra el inicio de la ruta. En las inmediaciones se pueden encontrar servicios de restauración, hostelería y aparcamiento.

Desde este punto se divisa el arco que cierra el Golfo por el noreste y que termina en los Roques de Salmor. En la pared del escarpe de El Golfo se observa un gran cono volcánico enterrado entre coladas de lava.

Siguiendo el camino se llega a la playa de las Mujeres bordeando, por el lado del mar, el complejo turístico Cascadas del Mar. En este punto, la erosión mantiene unidas dos puntas por un frágil puente de piedra. La mayoría de los arcos de roca natural se forman a partir de la erosión que desmantela la colada siguiendo la disposición de las columnas. La erosión marina socava la parte inferior constituida por columnas más regulares y de menor tamaño, con respecto a la parte superior, donde las columnas son de mayor tamaño.

Los abanicos detríticos que recubren el pie del escarpe de Tigaday en El Golfo se encuentran situados al pie de torrenteras casi verticales que canalizan el agua de escorrentía. En los periodos de fuertes precipitaciones la escorrentía no tiene tiempo de infiltrarse, por lo que el agua se drena a través de las torrenteras abiertas en la pared del valle. La estrecha sección de los canales junto con la fuerte pendiente de la pared determinan la alta velocidad de las aguas, que adquieren un gran poder de arrastre. Toda esta carga sólida que transporta el agua termina acumulándose en los taludes en forma de abanico al pie de la pared. Durante los periodos secos son frecuentes los desprendimientos que aportan también material a los abanicos. La larga duración de este proceso, repetido en el tiempo, queda puesta de manifiesto por la superposición de diferentes abanicos.

Entre los miradores de Punta de Zamora y Las Puntas, a escasos 200 m de Punta Sirvián, se extiende un campo de bloques. Estos bloques constituyen fragmentos de las columnas basálticas que caracterizan el acantilado y que se depositan en la parte superior de la colada como consecuencia de la acción del mar durante eventos de oleaje de alta energía. La altura a la que se encuentran los bloques en este sector (30 m) da una indicación de la energía del oleaje para transportar estos bloques.

Más adelante puede observarse una disyunción columnar, que se forma a partir de grietas de retracción térmica asociadas a la pérdida de volumen que experimenta el magma cuando se enfría.​ Esto genera columnas prismáticas de entre 5 y 8 lados, de mayor tamaño en la parte superior debido a su rápido enfriamiento y más pequeñas en la parte inferior porque tardan más en enfriarse

Antes de llegar al Mirador de Zamora se encuentra el callejón de Izquierdo, donde con marea alta, se puede ver un gran bufadero. El fuerte oleaje inyecta agua a presión por las grietas y diaclasas que compartimentan la colada, dando lugar al ensanchamiento de las mismas y a la formación de nuevas fracturas. Esto condiciona el desprendimiento de bloques dando lugar a un hueco en forma de chimenea por el que sale el agua del mar a presión en forma de géiser, produciendo un ruido característico por lo que recibe el nombre de bufadero o hervidero.

30 m después del Mirador de los Gusmines, se distingue el corte limpio de la Punta de Zamora, donde se observan “taffonis”. Este es el nombre que reciben las cavidades o huecos redondeados de tamaño centimétrico, que resultan de la erosión diferencial que produce el spray marino y el viento sobre la roca. Se produce una alteración química que avanza con mayor rapidez en las zonas donde la matriz resulta más porosa

A escasos 50 m del Mirador de los Gusmines. En este punto, el sendero roza el acantilado y ofrece una panorámica sobre una cala, donde se observa una playa fósil cubierta parcialmente por cantos y bloques sueltos.
Avanzando un centenar de metros la senda costera está cortada por un camino abierto con máquinas en los años ochenta para abastecer de áridos a las construcciones que proliferaron por entonces. La huella del impacto generado por esta actividad antrópica en la colada es irreversible.

En el tramo de camino que continúa hacia el mirador de Los Gusmines, una mirada atenta puede reconocer estructuras cordadas, zonas de malpaís y algunos canales de lava. y una bola de acreción, que es un fragmento frío de la superficie de la colada que va entrando y saliendo del flujo fundido, aumentando su tamaño por adherencia de nuevo material lávico durante el movimiento de colada, de forma similar a la formación de una bola de nieve pendiente abajo. Esta colada procede de la zona de las Casas de Guinea y termina al pie de la senda costera.

A escasos 30 m al Oeste del mirador de Punta del Pozo se encuentran, medio escondidos, unos antiguos lavaderos. El acceso desde el camino no está señalizado y puede resultar incómodo. Sin embargo, la magia del enclave transporta a tiempos pasados.

Al pie del mirador, hacia el mar, se extiende una pequeña plataforma rocosa parcialmente sumergida desarrollada sobre coladas de lava procedentes de El Calvario, en Frontera. Esta plataforma es el resultado del retroceso de la línea costera por erosión marina. En este sector, un discreto muro de cierre remansa las aguas permitiendo el baño en las piscinas.

Si quieres puedes concluir esta fácil excursión con una agradable chapuzón en las piscinas naturales de La Maceta. El final de la ruta cuenta con aparcamiento, restaurante, zona recreativa y unas piscinas naturales que permiten el baño seguro.



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