Monasterio de la Armedilla - Valle del arroyo Valdecascón

Queríamos visitar las ruinas del Monasterio, situado a menos de 4 Kms de Cogeces del Monte, por lo que dejamos el coche en las inmediaciones del mismo.
Hacemos a continuación un breve repaso de la historia del monasterio.
El origen del Monasterio de Nuestra Señora de Armedilla se remonta al descubrimiento de una imagen de la virgen en una cueva por unos pastores que repoblaron la zona procedente de los Campos de Cuéllar por orden del conde Pedro de Ansúrez.
En 1147 el lugar fue entregado a los cistercienses de Sacramenia para que se afincan en este lugar.
En 1401 la casa de la Armedilla se entregó por Fernando de Antequera, señor de Cuéllar y Peñafiel y que fue el primer rey de Aragón, a los jerónimos de la Mejorada de Olmedo, tomando posesión al año siguiente. En 1405 el papa Benedicto XIII (el papa Luna) autorizó la construcción de la nueva casa. Tuvo la protección de los duques de Alburquerque que levantaron aquí un palacio.
En la zona hay canteras y yeserías por lo que se facilitó la construcción del monasterio, ya que hay abundancia de agua en la zona.
Es en el siglo XVI cuando se llevan a cabo las obras más significativas, se llevan a cabo las obras más significativas, la construcción de la iglesia Jerónima, el levantamiento del claustro y otras dependencias monacales, que concluirían en 1552. Los patronos encargaron estas obras al arquitecto Hannequin de Cuéllar.
El levantamiento del claustro con tres alturas y demás dependencias monacales, completan el complejo. Se reformó el palacio, como residencia temporal para los señores de Cuéllar, los Duques de Alburquerque, que tuvieron durante siglos el patronato del monasterio.
Hasta el siglo XIX hubo muchas reformas en el monasterio y dependencias, lo que da reflejo de la gran actividad que tenía.
En la segunda década del siglo XIX llega la desamortización, por lo que pasa a manos particulares y hay un abandono progresivo que lleva a su deterioro. Se utilizaron como cantera muchas paredes y dependencias del conjunto monacal. Los bienes del monasterio se dispersaron, quedando en ruinas.
La imagen de la virgen se conserva en la iglesia de Cogeces y la portada plateresca de la iglesia se trasladó a la casa de Cervantes de Valladolid en 1918 por encargo de Archer M. Huntington.
En la actualidad, son visibles las la nave de la iglesia sin cubrir, muros y restos del claustro, bodegas y aljibes. Los muros de la huerta del convento bajan hacia el valle que recorre el arroyo Valdecascón.
El monasterio poseía elementos extramuros de los que solo queda su traza, como el antiguo horno, el palomar y el edificio de los novicios.
Una vez que paseamos por las ruinas y dependencias del monasterio salimos por un sendero que conduce al valle del arroyo Valdecascón.
Descendemos paralelos a la carretera y dejamos los muros de las huertas a mano derecha.
Más adelante se llega a un ancho camino dejando a la izquierda La Mesilla.
A lo largo del valle se han sembrado trigo y cebada, estando aún verdes, por lo que la siega tardará un tiempo.
Seguimos paralelos al arroyo y antes de llegar a unas casas, nos desviamos para cruzar el arroyo por un puentecito.
Por la orilla derecha llegamos a los pinares de Valdelarmedilla y por un estrecho sendero continuamos a la sombra.
Todo el valle está sembrado de cereales, por lo que el camino se hace muy agradable a la vista.
Llegamos a un punto donde hay una desviación a la izquierda para cruzar de nuevo el arroyo. Al ver que el camino de vuelta nos conduciría por la carretera, decidimos volver por nuestros pasos, caminando de nuevo entre los pinos y cruzando el arroyo por el puente ya conocido.
Decidimos desviarnos del recorrido anterior para acceder a la huerta del Monasterio por una puerta que accede al valle, pero nos la encontramos con ramas y zarzas que nos impedían el paso, por lo que decidimos volver para alcanzar el camino al lado del muro que nos llevaría de nuevo al Monasterio.
A veces se ve el muro caído, por lo que se puede acceder al interior de las huertas, que actualmente están con mucha vegetación y ramajes, por lo que es preferible seguir el sendero.
Llegamos de nuevo al Monasterio y pasamos al lado del estanque y de la iglesia, acabando este breve paseo por el valle del arroyo Valdecascón.
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