Peñafiel medieval

Peñafiel es una villa vallisoletana que aún preserva huellas medievales en su castillo, plaza del Coso y torre del Reloj.
Al disponer de poco tiempo antes de la visita al castillo, hemos realizado un rápido paseo circular con inicio y final en la plaza del Coso, que nos ha permitido contemplar el exterior de la iglesia/convento de San Pablo, iglesia de San Miguel, parque de la Judería, iglesia/convento de Santa Clara, iglesia de Santa Maria junto al ayuntamiento, y de vuelta al Coso, a lo lejos la torre del Reloj.
La plaza del Coso de origen medieval la componen 48 edificios que dejan en su interior un espacio público creado para celebrar festejos taurinos.
Lo singular de las viviendas es su decoración superior en madera con motivos arabescos y el “derecho de vistas” o “servidumbre de balcón”.
La función desde su origen de estos balcones de los siglos XVIII-XIX, es la de servir de lugar para presenciar los espectáculos, inicialmente para torneos medievales y luego para capeas y corridas de toros.
Así actualmente hace las veces de plaza de toros, durante las fiestas de San Roque de agosto.
Como curiosidad señalar que en la plaza se instala también durante las fiestas un ruedo con sus barreras, pero no gradas, para celebrar capeas en las que se sueltan dos toros a la vez, uno por el interior del ruedo y otro por la parte exterior de la plaza (ver fotos)
Desde la plaza del Coso destaca en lo alto el majestuoso castillo de Peñafiel (declarado Monumento Histórico Nacional en 1917) que levantado sobre un cerro, domina los valles del Duero y del Duratón.
Sus orígenes se remontan al siglo IX, aunque su aspecto actual es muy diferente por las reformas y ampliaciones realizadas durante los siglos XIV y XV, habiendo sido uno de los bastiones de la defensa del valle del Duero durante la Reconquista.
Su función fue siempre militar y solo la Torre del Homenaje se hallaba acondicionada para alojamiento.
Su forma alargada le asemeja a un navío anclado en la meseta castellana.
Su trazado en planta posee forma muy estrecha y alargada (unos 35 m de ancho por unos 200 m de largo). Está defendido por una primera muralla exterior que puede datar del siglo XI y ser, por tanto, la parte más antigua de la construcción.
En su lado oriental se abre una única puerta de acceso flanqueada por sendos torreones circulares y coronada por un matacán.
Una segunda muralla delimita el recinto interior, constituida por 28 cubos almenados, que es transitable en su cumbre a través de un adarve.
En el centro se levanta la torre del homenaje, prisma rectangular de unos 34 m de altura que alberga tres plantas abovedadas. El resto queda dividido por ella en dos zonas que servirían de alojamiento para la tropa y acogerían los almacenes y áreas de servicio.
En el patio sur del castillo se encuentra el Museo Provincial del Vino, que esta vez no pudimos visitar pues nos dio la hora de comer. Eso sí, después nos tomamos un rico cafelito en el imponente claustro del hotel “Convento Las Claras”, del antiguo convento de clausura de las monjas clarisas de Peñafiel.