Pisueña

Últimamente el GPS de mi móvil no funciona bien y ha acabado la ruta antes de llegar al punto final.
El libro titulado Vocabulario General de Cantabria de Adolfo López Vaqué (Ed. Tantín) recoge la palabra garma cuyo significado es “vertiente muy agria donde es fácil despeñarse”.
Este topónimo hace honor al nacimiento del río Pisueña donde se recogen las aguas de estas cuencas antes de convertirse en Selaya en el río “grande”, convirtiéndose el Pisueña es el principal afluente del río Pas.
Naturaleza, paisaje y patrimonio hacen que esta ruta resulte muy atractiva y no deje de sorprendernos. Además, es muy sencilla, el recorrido es de pocos kilómetros y el desnivel a superar es bajo.
El atractivo geomorfológico del recorrido es impresionante, podríamos decir que es nuestro “pequeño Hawái”, ya que avistamos laderas sin vegetación con una pronunciada pendiente y con un color verde impresionante. En la cima se localiza el Alto Sopeña y el Picón de la Vayorga Honda (1.128 m).
Con este telón de fondo recorreremos un paisaje modelado por la mano del hombre manteniéndose un equilibrio entre praderías para uso exclusivo ganadero y rodales de castaño, roble, haya, vestigios de lo que fue el bosque primigenio.
La vegetación que encontramos cerca del río está formada fundamentalmente por alisos (Alnus glutinosa), fresnos (Fraxinus excelsior), castaños (Castanea sativa), sauce (Salix atrocinerea), acebo (Ilex aquifolium).
Antes de alcanzar La Garma hay una zona donde se forma turbera, donde se localizan plantas insectívoras, como las atrapamoscas (Drosera rotundifolia).
En la cabecera del río encontramos un ecosistema de landa atlántica dominodo por el tojo (Ulex europeus), distintos tipos de helechos (Pteridium aquilinum, Polypodium vulgare o Blechnum spicant) y una amplia gama de brezos entre la que destaca el brezo de San Dabeoz (Daboecia cantabrica), de carácter endémico en la cordillera cantábrica.
El máximo exponente del patrimonio arquitectónico es aquí la cabaña pasiega.
Estas cabañas fueron construidas durante los siglos XVIII y XIX y hacen que este recorrido sea uno de los barrios que mantiene mayor esencia de toda la comarca.
Muchas de ellas cuentan con estructuras complementarias en su entorno, como bodegos, cuvíos o las curiosas “tejadas de moscas” que servían para guarecer los dujos de las abejas.
Enseguida vemos el cartel que indica la ruta y nos da unas indicaciones de la ruta, así como lo que vamos a observar a lo largo del recorrido.
Un indicador de madera justo colocado en una pared nos indica nacimiento del Pisueña.
Ascendemos las escaleras que nos conducen a la bonita ermita de Nuestra Señora de las Nieves construida en 1810.
Rebasamos la iglesia y continuamos por un sendero estrecho que pasa paralelo varias fincas.
El sendero es pedregoso y tiene una pequeña subida donde se han acondicionado unas barandillas de madera.
Traspasado este tramo el camino continúa entre prados es fácil de seguir ya que está marcado con marcas blancas y amarillas que indican dos PR, el PR S 69 y PR S 68. PR-S 69-El Nacimiento del Río Pisueña", también hay una parte y "PR-S 68-Las Cabeceras de Selaya".
Vamos avanzando por el estrecho sendero con el río Pisueña a nuestra derecha hasta llegar a un pequeño puente que cruzamos y pasamos junto a una bonita cabaña rehabilitada.
El sendero asciende un poco y gira hacia la izquierda para encontrarnos un poco más delante con un cruce de caminos. Podemos elegir cualquiera de los dos ramales pero nosotros ascendemos por el de la derecha, más estrecho que el que sale por la izquierda, que es por donde regresaremos. Así esta parte del recorrido podemos hacerla en un pequeño circuito circular.
El camino gira y desciende desembocando en el camino que nos hubiera traído hasta aquí si hubiéramos cogido el ramal izquierdo y donde encontramos las dos señales del PR S69 y PRS 68.
El sendero se estrecha y pasamos junto a los muros de piedra construidos para delimitar los terrenos de varias cabañas pasiegas y llegamos una de las cascadas del recorrido.
Esta cascada es impresionante y es un buen lugar para sentarse, mojarse los pies e incluso darse un baño con un entorno privilegiado, rodeado de hayas.
El sendero asciende y gira hacia la izquierda rodeando otra cabaña. Pasamos un cierre hecho con varas de avellano y continuamos.
El camino continúa entre prados y cabañas y vuelve a girar hacia la izquierda y ascender. Este es el tramo que tiene más desnivel y mientras asciende vemos a nuestra derecha otra cabaña y un prado con burros pastando. Por ese camino volveremos luego.
Las vistas en este tramo son magníficas, al fondo vemos el Alto de Sopeña, el terreno es escarpado y de un verde intenso.
El camino serpentea entre helechos y un cartel de madera en un poste nos indica que hemos llegado a zona conocida como la Garma.
Giramos a la derecha siguiendo este estrecho sendero y ya intuimos por el sonido las cascadas que quedan por debajo del camino.
Antes de descender a visitarlas podemos seguir un poco más arriba para llegar a otra bonita cascada y desde allí el camino ya se cierra más por lo que llegar hasta junto la cabecera del Pisueña es complicado.
Volvemos sobre nuestros pasos para bajar a ver las dos bonitas cascadas y tomaremos para regresar el camino que sale desde allí y nos lleva por el otro lado del río hasta hacernos desembocar en el río que cruzaremos para pasar a la orilla por la que vinimos.
En el cruce de caminos que encontramos al hacer el camino de ida tomaremos el ramal derecho que desciende así regresamos por la otra rivera del río llena de bonitas cascadas hasta confluir en el sendero que rodeaba la bonita cabaña rehabilitada.
Desde este punto es sendero es el mismo que por el que vinimos.
Y así llegaremos de nuevo al coche.
Más rutas en el libro Excursiones en familia por Cantabria y norte de la provincia de Burgos.