Playa de la Romanilla, Castillo de Sta. Ana, Faro y Club Náutico de Roquetas de Mar (Almería)
near Roquetas de Mar, Andalucía (España)
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Itinerary description
En nuestra ruta de hoy daremos un paseo por la playa de la Romanilla, pasaremos por el puerto y, finalmente llegaremos al Castillo de Sta. Ana y el Faro de Roquetas de Mar.
Comenzamos nuestra andadura en el paseo marítimo de la playa de la Romanilla. Esta playa tiene una longitud de 1.310 metros, con una anchura media de 63 metros. Su arena es gris y de grano grueso. Al tener todos los servicios y ser una playa urbana, su ocupación en la época de verano es alta, por ser elegida tanto por los residentes como por los miles de turistas que recibe este municipio.
A continuación comienza el Puerto Deportivo y el Pesquero, y siguiendo la línea costera, llegamos al Castillo de Santa Ana, restaurado recientemente.
El castillo de Santa Ana, también llamado castillo de Las Roquetas, es una fortificación de, entre finales del siglo XVI y siglo XVII, ubicada en la localidad de Roquetas de Mar (Almería), que serviría de refugio a los habitantes de la época próximos al puerto.
Antes de ser construido el castillo de Santa Ana, existió, en este lugar, una torre levantada por el monarca Yusuf I, a principios del siglo XIV, aunque, es en el siglo XVI, cuando realmente se erige una torre que escolta la producción y embarque de la sal de las salinas.
Motivo de esta edificación, son los asaltos de piratas a la costa almeriense para robar cargamentos de sal y secuestrar personas para venderlas como esclavas. Es por esto por lo que su principal finalidad en esta época era exclusivamente defensiva.
En el siglo XIX, el castillo quedó completamente destrozado a causa del terremoto de 1804, provocando así la no restauración desde dicha fecha.
Dicho terremoto llegó a destruir los edificios del interior del castillo, mientras que, por el contrario, los torreones y el baluarte no mostraron apenas daños.
Hacia 1817 llegarían para defender el castillo dos cañones de procedencia rusa, adquiridos mediante el tratado de Madrid, aunque, los que hoy se encuentran en el exterior del lugar, no son los originales.
Y ya, finalmente, llegaremos al faro.
Construido en 1863, e inaugurado el último día del mismo año como anexo del castillo de Santa Ana.
Servía de vivienda al responsable del recinto portuario de Roquetas de Mar.
La propietaria del faro, la Empresa Pública de Puertos de Andalucía, firmó un convenio con el Ayuntamiento de Roquetas de Mar para ceder el edificio con fines culturales. En 1998 fue cedida su propiedad al ayuntamiento municipal para su rehabilitación como centro cultural.
Con su foco situado a 17,5 metros sobre el nivel del mar, fue diseñado para que el alcance de su haz de luz fuera de 26 km.
Desgraciadamente, este faro, sufrió graves daños durante la guerra civil española.
Fue dado de baja el 10 de mayo de 1945, al haberse instalado una señalización más moderna en el acceso del puerto de reciente construcción; además del hecho de que la expansión urbana provocara que su luz fuera confundida con la de las viviendas cercanas.
Y ya, a partir de aquí, comenzamos el camino de vuelta, el que haremos sobre nuestros pasos hasta el inicio y final de paseo.
Un recorrido muy distraído y ameno que, sin duda, merece el pequeñísimo esfuerzo.
Comenzamos nuestra andadura en el paseo marítimo de la playa de la Romanilla. Esta playa tiene una longitud de 1.310 metros, con una anchura media de 63 metros. Su arena es gris y de grano grueso. Al tener todos los servicios y ser una playa urbana, su ocupación en la época de verano es alta, por ser elegida tanto por los residentes como por los miles de turistas que recibe este municipio.
A continuación comienza el Puerto Deportivo y el Pesquero, y siguiendo la línea costera, llegamos al Castillo de Santa Ana, restaurado recientemente.
El castillo de Santa Ana, también llamado castillo de Las Roquetas, es una fortificación de, entre finales del siglo XVI y siglo XVII, ubicada en la localidad de Roquetas de Mar (Almería), que serviría de refugio a los habitantes de la época próximos al puerto.
Antes de ser construido el castillo de Santa Ana, existió, en este lugar, una torre levantada por el monarca Yusuf I, a principios del siglo XIV, aunque, es en el siglo XVI, cuando realmente se erige una torre que escolta la producción y embarque de la sal de las salinas.
Motivo de esta edificación, son los asaltos de piratas a la costa almeriense para robar cargamentos de sal y secuestrar personas para venderlas como esclavas. Es por esto por lo que su principal finalidad en esta época era exclusivamente defensiva.
En el siglo XIX, el castillo quedó completamente destrozado a causa del terremoto de 1804, provocando así la no restauración desde dicha fecha.
Dicho terremoto llegó a destruir los edificios del interior del castillo, mientras que, por el contrario, los torreones y el baluarte no mostraron apenas daños.
Hacia 1817 llegarían para defender el castillo dos cañones de procedencia rusa, adquiridos mediante el tratado de Madrid, aunque, los que hoy se encuentran en el exterior del lugar, no son los originales.
Y ya, finalmente, llegaremos al faro.
Construido en 1863, e inaugurado el último día del mismo año como anexo del castillo de Santa Ana.
Servía de vivienda al responsable del recinto portuario de Roquetas de Mar.
La propietaria del faro, la Empresa Pública de Puertos de Andalucía, firmó un convenio con el Ayuntamiento de Roquetas de Mar para ceder el edificio con fines culturales. En 1998 fue cedida su propiedad al ayuntamiento municipal para su rehabilitación como centro cultural.
Con su foco situado a 17,5 metros sobre el nivel del mar, fue diseñado para que el alcance de su haz de luz fuera de 26 km.
Desgraciadamente, este faro, sufrió graves daños durante la guerra civil española.
Fue dado de baja el 10 de mayo de 1945, al haberse instalado una señalización más moderna en el acceso del puerto de reciente construcción; además del hecho de que la expansión urbana provocara que su luz fuera confundida con la de las viviendas cercanas.
Y ya, a partir de aquí, comenzamos el camino de vuelta, el que haremos sobre nuestros pasos hasta el inicio y final de paseo.
Un recorrido muy distraído y ameno que, sin duda, merece el pequeñísimo esfuerzo.
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