Segovia. Ruta Monumental por el centro histórico

Segovia es una de las grandes capitales monumentales de España, con algunas joyas arquitectónicas de enorme importancia, bien conservadas en general y encuadradas en un recinto fortificado de impresionante presencia, rodeado por los valles de los ríos Eresma y Clamores. Es una población muy antigua, baste decir que las primeras evidencias de poblamiento se remontan muchos milenios atrás, hasta la época de los neandertales que, alrededor de 60.000 años atrás, se establecieron en el valle del Eresma a poca distancia del lugar donde ahora se asienta el Alcázar. Es una población que conozco de antiguo, a la que he venido muchas veces en otro tiempo, y reducir la visita a unas pocas horas de paseo me parece bastante complicado. El eje monumental a seguir puede considerarse configurado, de este a oeste, por tres monumentos de la mayor importancia: el Acueducto, la Catedral y el Alcázar, pero el gran números de construcciones religiosas y civiles, de relevancia histórica y monumental, hacen casi imposible incluir su totalidad en una ruta a pie, si además se admite que la visita a algunos de esos monumentos (singularmente la Catedral y el Alcázar) debe incluir un detenido paso por su interior, si se quiere volver con la idea de que se ha alcanzado un conocimiento razonablemente bueno de Segovia. He visto un buen número de rutas a pie por la ciudad, algunas excelentes, y conozco los programas aconsejados por algunos guías, cuyo conocimiento es también una excelente ayuda para el visitante, pero me parece muy importante para preparar una visita óptima invertir el tiempo necesario en adquirir un conocimiento adecuado de lo que ofrece esta ciudad; ciertamente estoy lejos de creer que nuestra propuesta es mejor que otras, pero no es fácil ver tantas cosas en unas pocas horas. Mi preferencia es realizar una doble ruta circular, una por el interior del recinto amurallado y otra extramuros.
Esta grabación corresponde a la primera parte de la ruta interior, que hicimos primero, en parte antes y en parte después de comer. No he grabado la parte de la ruta (casi rectilínea y fácil de identificar), que hicimos más tarde, cuando el calor apretaba menos, entre la Catedral y el Alcázar, bajando por la calle Daoíz y subiendo por el paseo de la muralla, para finalizar con una cena de tapas en la Plaza Mayor. En otra ruta se incluye el itinerari seguido extramuros.
Un aspecto importante a tener en cuenta es el punto de inicio de la ruta. Nosotros hemos utilizado el aparcamiento de la Catedral, situado a los pies del antiguo Convento de Capuchinos, hoy excelente hotel, y debemos recordar que esta ciudad tiene fuertes desniveles por lo que un recorrido ambicioso dará lugar a cierto cansancio en función del estado físico de cada cual.
En la ruta de la mañana, que realmente empezó a mediodía, comenzamos en la puerta del Convento de Capuchinos y nos dirigimos hacia el sur, para encontrar de inmediato la bonita iglesia románica de San Quirce, donde ahora está la sede de la Universidad Popular y la Academia de Historia y Arte de San Quirce. De aquí continuamos, por la calle Capuchinos alta, hacia el Convento de Santo Domingo de Guzmán, en cuya parte norte se encuentra una impresionante torre (la Torre de Hércules), que tuvimos la suerte de ver mejor porque el portón de entrada al Convento estaba abierto y ello nos permitió echar un vistazo desde la distancia. Al otro lado del Convento está otra joya del románico segoviano: la Iglesia de la Santísima Trinidad, simplemente maravillosa en su diseño para su escaso tamaño. Desde ahí nos dirigimos hacia la Plaza Mayor, pasando por el Teatro Juan Bravo y el Ayuntamiento, aunque aquí concentran nuestra atención dos puntos: la iglesia de San Miguel, en cuyo atrio fue coronada reina de Castilla Isabel la Católica, y un lugar especial por razones personales: la Confitería Alcázar, donde el Ponche Segoviano y las Yemas alcanzan otro estatus.
Y ya estamos ante uno de los grandes hitos: la Catedral. Impresionante lugar, cuya visita necesita tiempo suficiente para valorarla bien, pues una visita adecuada requiere recorrer no sólo la Catedral, sino también la Torre, el Claustro y la pinacoteca subterránea. Aquí pauso al inicio la grabación para evitar artefactos en lo posible, lo que supone que la grabación no incluye el trayecto de la visita, lo que añadiría un par de km a la grabación.
Acabamos la visita y es casi la hora de ir a comer al restaurante que habíamos reservado (aquí es peligroso no tener reserva en un fin de semana), muy cerca de la Plaza Mayor. Así que salimos hacia la calle Desamparados, pasando por el Museo Antonio Machado, y salimos a la Plaza de San Esteban, donde están la impresionante iglesia de San Esteban y el Palacio Episcopal, y desde aquí nos dirigimos hacia la Plaza Mayor, para comer en la calle Cronista Lecea.
Comemos bien, bebemos igual, y pedimos un Ponche Segoviano para compartir, en un ejemplo de frugalidad casi desconocido en nosotros. La idea es piadosa y puede que saludable, pero es inconsistente, así que repetimos postre y salimos encantados. Aunque claro, después de eso, no puede uno irse a siestear. Así que reanudamos la grabación y nos dirigimos a la calle Isabel la Católica para bajar hacia Juan Bravo, pasando por la Antigua Sinagoga Mayor, la antigua Cárcel Real (ahora Biblioteca), la Iglesia de San Martín, varias casas nobles y la Iglesia de los Jesuitas. Ya estamos al lado de otro de los grandes hitos monumentales. El Acueducto asoma sus arcos y pronto estamos en la Plaza del Azoquejo, con el grandioso monumento al frente. Es difícil escoger el menor monumento de Segovia, pero supongo que la mayoría acabaríamos votando por éste. Viéndolo entenderá el por qué.
La iglesia de San Sebastián y el Palacio de Quintanar marcan las calles (San Agustín y San Nicolas, donde encontramos la iglesia homónima) por las que volvemos al punto de inicio, donde termina esta grabación.
Pocas horas después, avanzada la tarde, volvemos a callejear para llegar por la calle Daoiz hasta el Alcázar, ahora ya cerrado. Vemos su exterior y seguimos por la calle de las Murallas (Ronda de Don Juan II y calles del Socorro y Martínez Campos), por donde llegamos a San Frutos y la Plaza Mayor. Toda esta parte no ha sido grabada, pero la ruta seguida es muy clara, por lo que no debe haber dificultad en repetirla. Mi consejo es que añada la visita al Alcázar si tiene tiempo para ello.
Ya anochece y es el momento de sentarse en una mesa, al relente, y comentar viejos recuerdos de tiempos pasados, cuando el mundo era tan distinto y, sin embargo, sigue siendo tan parecido en este lugar. ¡Bonito día!.
¡Ah, sí!. No necesita nada especial para hacer el recorrido, pero es muy aconsejable que lleve calzado cómodo y no deslizante; no olvide algo de agua y la protección solar en esta época de calor y sol radiante.