Senda Verde del valle de Loredo

Estacionamos el vehículo en el Polígono Industrial de Baiña junto a la N-630 y el río Caudal e iniciamos la caminata adentrándonos en Lloreo, un pueblo en la Vega del Caudal, de tradición agrícola y con interesantes vestigios de arquitectura popular como algunos vetustos hórreos, un molino de agua perfectamente conservado, un lavadero, un calero o la iglesia parroquial de San Pedro.

Seguimos nuestro camino en dirección ascendente y llegamos al puente sobre el arroyo de Loredo en la Rociella, el mayor puente de la línea.

En el otro extremo se localiza la estación de Loredo. Este singular edificio es un antigua estación de servicio que en su día sirvió de despacho y vivienda para el jefe de caminería quien se encargaba de las labores de mantenimiento. En un panel informativo podemos leer estos y otros datos importantes sobre dicha estación que actualmente es un centro social y cultural del pueblo.

Continuamos avanzando y tras girar a la izquierda nos introducimos en el sendero que circula paralelo al río Caudal y desde es que podemos ver, al otro lado del valle, el pueblo de Baiña con su torreón del siglo XVI.

Poco después, atravesamos un túnel de 225 metros perforado en roca sin revestir que se ilumina a nuestro paso y que detrás aloja la aldea de Vega de San Pedro.

El siguiente túnel, de 156 metros, da salida al Valle de Frechura. Sus focos de luz se van iluminando progresivamente a nuestro paso. A la derecha, y a un nivel muy inferior, podemos ver el cauce del río y la carretera.

Llegamos al penúltimo túnel de 79 metros, excavado bajo una impresionante pared rocosa que se ha convertido en reclamo para la práctica de la escalada.

Por último, tan solo unos metros más adelante ya divisamos el último de los túneles que se encuentra tapiado para impedir el paso a Peñamiel debido a la explotación de una cantera.

Ahora solo queda regresar por el mismo camino.