SINRUMBO RAID: El chorro de Fornos.

El chorro de Fornos es el nombre que recibe una surgencia de agua que desde el corazón de la roca de la Peña Montañesa da lugar al nacimiento del río Irués. Este río, muy popular en el mundo del kayak, desciende por entre los bosques de La Peña y acaba en el Cinca a la altura de Lafortunada.
La excursión propuesta es llegar andando hasta el nacimiento del río, en el que sólo en la época adecuada podremos admirar el famoso chorro. Sin embargo, el paraje es espectacular con chorro o sin él y la excursión, siempre en el interior del bosque de la sierra, no nos defraudará.
Por si fuera poco, el sendero tiene un toque de dificultad que le añade algo de emoción a la ruta. Así pues, encontraremos varios pasos equipados con pasamanos (fáciles), y los últimos metros antes del nacimiento discurrirán por un caos de piedras grandes, habitualmente húmedas, por las que hay que saltar. Esto hace que la excursión sea más entretenida, sobre todo para niños no muy pequeños y acostumbrados a caminar.
Empezamos desde el pueblo de Nabaín, al que llegaremos desviándonos desde Lafortunada, en el valle del Cinca. Desde ahí cogeremos una senda perfectamente indicada, que tras una subida inicial nos llevará cómodamente hasta un puente metálico en la confluencia entre los dos ríos de la zona; el Irués y el Garona. Llevaremos ya hora y media de excursión, así que este será un buen sitio para descansar y comer algo.
A partir de aquí empezaremos la parte del camino más agreste y entretenida, metiéndonos cada vez más en el bosque y en el barranco del río. Tras pasar por las Fuentes de Fornos (unas surgencias a nivel de suelo), llegaremos a unos pasamanos y finalmente a una roca en la que una pequeña escalinata nos bajará hasta el río. Estamos a 10 minutos del final, pero antes pasaremos a un islote en medio del cauce. El camino se pierde entre la vegetación, así que habrá que cruzar el islote saliendo por el lado contrario al que veníamos. De nuevo en el cauce (aunque en el otro ramal del río) llegaremos, saltando de roca en roca, hasta la poza y el nacimiento.
Esta badina, de agua azul celeste, tiene varias surgencias a distintas alturas, que en seguida identificaremos con un poco de atención. Lo del chorro es para nota; si tenemos la suerte de verlo con agua la imagen debe ser impresionante. Nosotros no la tuvimos, como era de esperar en pleno agosto a pesar de la gran cantidad de lluvias y tormentas que se han sucedido este año. Aun así, acabamos encantados y con ganas de volver en primavera, a ver si entonces se nos muestra el tímido chorro.