Torcas de los Palancares CUENCA

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Como en la Luna pero con pinos, así encontraremos todas estas torcas.

Podemos pensar que estos extraños cráteres son viejos volcanes, o quizás huellas de meteoritos, pero no, este campo de golf para titanes son sumideros Kársticos donde el agua de lluvia, en vez de correr formando ríos y valles, ha ido disolviendo verticalmente y en derredor la roca caliza durante miles de años.

Iniciamos esta interesante ruta desde el parking Torcas de Palancares y Tierra Muerta, pasando por detrás de la caseta de información.

Toparemos en seguida con la torca del Agua a manderecha -se llama así por su fuente- y justo en frente de ésta, al otro lado de la senda, con el Torcazo.

Proseguimos el camino para llegar en un suspiro a la torca del Lobo, la más impresionante de todas debido a sus grandes dimensiones, podría caber dentro la plaza de las Ventas. Sus grandes paredes cortadas a plomo forman un acantilado circular.

Cuenta la leyenda que Zacarías, vecino de Cañada del Hoyo, un día de invierno iba tras un lobo por la muela de los Palancares, cuando se le echó la noche encima, y con ella la nieve.

A punto de morir de frío, el lobo, pese a estar herido de cartucho, se apiadó del cazador y lo arrastró hasta su guarida, que se hallaba en el fondo de la torca, y allí lo arropó con su pelaje.

Después de lo cual, ambos se hicieron amigos y pasaban muchas tardes merendando de lo que Zacarías traía a esta hondonada.

Dejándonos de leyendas, la realidad es que esta parte de la serranía baja de Cuenca alberga unas 30 torcas (la más profunda roza los 100 metros y la mas ancha los 700 metros) pero al optar por el paseo corto, no nos va a dar ni para una muela.

Pasaremos por la torca de la Escaleruela y en seguida nos volveremos a topar con la torca del Agua, pudiendo disfrutar de ella desde otra perspectiva, llegando de nuevo a la senda del inicio y girando a la izquierda.

Coge aire, cuenta hasta tres: uno, dos, tres...ya estamos de nuevo en el parking.