Valdeaniezo
near Luriezo, Cantabria (España)
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Trail photos
Itinerary description
Aniezo, Somaniezo, Collada de Perejita.
Se parte de Aniezo desde el Parque del Agua. Allí encontramos una réplica de una pisa o batán, un molino harinero (privado) y un precioso puente. En Aniezo cuenta la tradición que nació y vivió el famoso Beato de Liébana, autor de las miniaturas que ilustraron el Comentario al Apocalipsis de San Juan en el s. VIII.
Tras coger el antiguo camino que unía Aniezo con Somaniezo, ascendemos suavemente y pronto pasaremos junto al cementerio. Más tarde se llanea dejando frutales y el río a mano izquierda. Un poco más tarde nos volveremos a encontrar con el río junto a unos grandes bloques de conglomerado. Salimos a la carretera y nos encontramos con Somaniezo. La ruta gira, sin entrar en el pueblo a mano derecha, y empieza la ascensión, pero si no se conoce Somaniezo bien merece una breve visita.
En Somaniezo llama la atención su posición en la ladera, como en pequeñas terrazas y con gran presencia, de nuevo, del agua.Aquí, persiste aún un hórreo (privado) adornado en el exterior con diversos aperos. Por increíble que parezca, en la parte más alta del pueblo hay un campo de fútbol, el Estadio.
Retomada la ruta, iniciamos la subida ya prácticamente constante hasta la Perejita. Al principio encontramos algunos buenos ejemplares de Castaño, para sucesivamente ir encontrando hayas y robles alternándose dependiendo de la cara de a ladera que afrontemos.
Ya en alto, las vistas son espectaculares: Peña Prieta, Bistruey, Cornón y por supuesto el macizo oriental de Picos.
Un suave llaneo e iniciaremos la bajada por una buena pista. Durante gran parte de la ruta es habitual encontrar gran cantidad de agallas, especialmente de roble. Las agallas son producidas como defensa vegetal al ataque de un insecto. En nuestro caso, el roble produce una esfera de tejido vegetal para defenderse, pero sin saberlo está proporcionando una protección a la larva que ha dejado el insecto. Está, vivirá protegida en su interior hasta que llegue el momento en que el insecto -ya formado- perfore la agalla y la abandone.
Tras una bajada que atraviesa alguna riega ya cerca de Aniezo, la vegetación de ribera nos acompaña hasta el final de la rura junto a donde la iniciamos.
Fácil y bonita.
Se parte de Aniezo desde el Parque del Agua. Allí encontramos una réplica de una pisa o batán, un molino harinero (privado) y un precioso puente. En Aniezo cuenta la tradición que nació y vivió el famoso Beato de Liébana, autor de las miniaturas que ilustraron el Comentario al Apocalipsis de San Juan en el s. VIII.
Tras coger el antiguo camino que unía Aniezo con Somaniezo, ascendemos suavemente y pronto pasaremos junto al cementerio. Más tarde se llanea dejando frutales y el río a mano izquierda. Un poco más tarde nos volveremos a encontrar con el río junto a unos grandes bloques de conglomerado. Salimos a la carretera y nos encontramos con Somaniezo. La ruta gira, sin entrar en el pueblo a mano derecha, y empieza la ascensión, pero si no se conoce Somaniezo bien merece una breve visita.
En Somaniezo llama la atención su posición en la ladera, como en pequeñas terrazas y con gran presencia, de nuevo, del agua.Aquí, persiste aún un hórreo (privado) adornado en el exterior con diversos aperos. Por increíble que parezca, en la parte más alta del pueblo hay un campo de fútbol, el Estadio.
Retomada la ruta, iniciamos la subida ya prácticamente constante hasta la Perejita. Al principio encontramos algunos buenos ejemplares de Castaño, para sucesivamente ir encontrando hayas y robles alternándose dependiendo de la cara de a ladera que afrontemos.
Ya en alto, las vistas son espectaculares: Peña Prieta, Bistruey, Cornón y por supuesto el macizo oriental de Picos.
Un suave llaneo e iniciaremos la bajada por una buena pista. Durante gran parte de la ruta es habitual encontrar gran cantidad de agallas, especialmente de roble. Las agallas son producidas como defensa vegetal al ataque de un insecto. En nuestro caso, el roble produce una esfera de tejido vegetal para defenderse, pero sin saberlo está proporcionando una protección a la larva que ha dejado el insecto. Está, vivirá protegida en su interior hasta que llegue el momento en que el insecto -ya formado- perfore la agalla y la abandone.
Tras una bajada que atraviesa alguna riega ya cerca de Aniezo, la vegetación de ribera nos acompaña hasta el final de la rura junto a donde la iniciamos.
Fácil y bonita.
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