Vannes
near Vannes, Bretagne (France)
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Itinerary description
El casco antiguo de Vannes, nuestrso objetivo primario para el paseo de hoy, tiene un bonito centro medieval, vecino al puerto de recreo, conectado con el golfo de Morbihan por la desembocadura del río Marle, canalizada, que acaba de sobrepasar el Etang au Duc, antes de formar el puerto de recreo. Es una población relativamente grande, aunque la parte que nos interesa más es reducida. Fue fundada en el siglo I a.C, y habitada inicialmente por los veneti, una tribu gala derrotada por los soldados de Julio Cesar décadas después. En el siglo V pasó a ser sede episcopal, edificándose la catedral en la colina de Mené, donde siglos antes hubo un castro. En los siglos XII y XIII se hicieron numerosas obras y reformas (catedral, murallas,...), pasando a ser una de las principales ciudades de Bretaña. Aquí murió, en 1419, San Vicente Ferrer, patrono de la ciudad y enterrado en su catedral; su biografía es pródiga en detalles sorprendentes (fue tonsurado a los 7 años e ingresó en la Orden de Predicadores a los 17, fue confesor del Papa Benedicto XIII, el Papa Luna, cuya historia es una de las novelas de intriga y acción más increíbles de todos los tiempos, y digo novela porque es difícil apreciar hoy en día qué ha sido figurado, aunque con una base seudohistórica, y qué ha sido real), aunque tras una grave enfermedad se marchó a predicar por Europa, durante 20 años, volviendo después a Vannes para morir, tras lo que la florida historia que le adorna nos habla de numerosos milagros, incluyeno niños que vuelven a la vida y lisiadas que se curan. En varias calles de Vannes hemos visto diversos recuerdos a su figura, tan unida a Valencia, con la que Vannes no está hermanada y que, en el siglo XVII, fue por algunos años sede del Parlamento de Bretaña. Las sesiones de tan distinguido foro tuvieron lugar en La Cohue, muy cerca de la casa de San Vicente, que ahora es un precioso Museo de Bellas Artes, con sorprendentes efectos audiovisuales, y que anteriormente fue Mercado, aunque en la primera planta funcionara la sede de la justicia local
Tal vez lo que más atrae al visitante son las casas bretonas, con entramado de madera, que salpican sus calles. Vannes tiene buen número de ellas, originales de los siglos XV y XVI, en cuya planta baja se abrían tiendas. De todos modos también tienen gran interés la Catedral, originalmente románica aunque reconstruída en el siglo XV, sobre todo por las necesidades de los peregrinos que acudían a visitar la tumba de San Vicente; la fachada occidental fue reconstruida en estilo neogótico, en el siglo XIX, por el mal estado del edificio. Y lo mismo se puede decir, en cuanto a interés, de las murallas y las varias puertas (seis aún visibles), entre las que destacan la de Saint-Vincent, que da al puerto, y la de San Paterno, o Puerta Prisión, fortificada y que tenía un doble puente levadizo.
La ruta, bastante irregular, porque los objetivos cambiaron durante el paseo,comienza en la puerta del Hotel Ocean para subir por la Avenue Jean Monnet hacia la plaza de la Republica, donde se encuentra el Ayuntamiento, y continuar por la Rue Thiers hasta la Chapelle des Ursulines, donde giramos a nuestra izquierda para entrar en la Place Gambetta y visitar el Puerto de recreo, donde nos encontramos con un curioso dique flotante, atravesable por los peatones, que cierra una parte del puerto donde hay bastantes barcos amarrados (para salir hay que abrir el dique, lo que parece algo complicado).
Volvemos atrás, en busca de la Porte de Saint-Vincent, que atravesamos para subir por la calle del mismo nombre hacia la Place des Lices, en cuyo trayecto ya comenzamos a ver algunas casas típicas, cuyo número aumenta notablemente a medida que nos acercamos a la Catedral de Saint-Pierre por la Rue de la Monnaie, para luego seguir hacia la Place Henri IV y la Rue Burgault. Aquí se produce el primer cambio de itinerario; parece que está cerca el restaurante donde cenaremos, pero no sabemos exactamente donde está, así que nos vamos en su busca por las calles siguiendo la dirección que nos han dado. Así acabamos llegando a la Rue des Halles y la Plaza Valencia, que realmente recuerda a San Vicente, al igual que otros edificios vecinos, y encontrando el antiguo restaurante que lleva el nombre que buscamos y que está cerrado, aunque tiene un cartel que nos envía hacia un patio interior, donde nos encontramos un precioso hotel boutique con un excelente restaurante.
Un problema menos, así que volvemos a la Place des Lices, donde mis compañeros se sientan en una terraza, mientras yo sigo hacia la Torre del Condestable y los jardines de los Remparts, para luego bajar hacia la Puerta Poterna, que atravieso para salir a los jardines y disfrutar de unas extraordinarias vistas a los Remparts, a la Prefectura y al Parc de la Garenne.
Vuelvo al itinerario previsto pasando por la Porte Prison y la Place Brulée, rodeando la Catedral, para salir de nuevo hacia la Place Saint-Pierre y continuar por la Rue des Orfèvres hacia la Place des Lices, desde donde nos dirigimos al Quai Eric Tabarly, para ver la puesta del sol desde el canal, antes de ir al restaurante donde cenaremos, y a cuya puerta termina la ruta realizada.
En conjunto es una ruta corta, fácil, a pesr de algunas cuestas, muy interesante por las casas bretonas y los restos monumentales, civiles y religiosos. La ciudad está limpia y muy bien cuidada y, al menos en esta parte, casi cualquier calle merece ser vista
Tal vez lo que más atrae al visitante son las casas bretonas, con entramado de madera, que salpican sus calles. Vannes tiene buen número de ellas, originales de los siglos XV y XVI, en cuya planta baja se abrían tiendas. De todos modos también tienen gran interés la Catedral, originalmente románica aunque reconstruída en el siglo XV, sobre todo por las necesidades de los peregrinos que acudían a visitar la tumba de San Vicente; la fachada occidental fue reconstruida en estilo neogótico, en el siglo XIX, por el mal estado del edificio. Y lo mismo se puede decir, en cuanto a interés, de las murallas y las varias puertas (seis aún visibles), entre las que destacan la de Saint-Vincent, que da al puerto, y la de San Paterno, o Puerta Prisión, fortificada y que tenía un doble puente levadizo.
La ruta, bastante irregular, porque los objetivos cambiaron durante el paseo,comienza en la puerta del Hotel Ocean para subir por la Avenue Jean Monnet hacia la plaza de la Republica, donde se encuentra el Ayuntamiento, y continuar por la Rue Thiers hasta la Chapelle des Ursulines, donde giramos a nuestra izquierda para entrar en la Place Gambetta y visitar el Puerto de recreo, donde nos encontramos con un curioso dique flotante, atravesable por los peatones, que cierra una parte del puerto donde hay bastantes barcos amarrados (para salir hay que abrir el dique, lo que parece algo complicado).
Volvemos atrás, en busca de la Porte de Saint-Vincent, que atravesamos para subir por la calle del mismo nombre hacia la Place des Lices, en cuyo trayecto ya comenzamos a ver algunas casas típicas, cuyo número aumenta notablemente a medida que nos acercamos a la Catedral de Saint-Pierre por la Rue de la Monnaie, para luego seguir hacia la Place Henri IV y la Rue Burgault. Aquí se produce el primer cambio de itinerario; parece que está cerca el restaurante donde cenaremos, pero no sabemos exactamente donde está, así que nos vamos en su busca por las calles siguiendo la dirección que nos han dado. Así acabamos llegando a la Rue des Halles y la Plaza Valencia, que realmente recuerda a San Vicente, al igual que otros edificios vecinos, y encontrando el antiguo restaurante que lleva el nombre que buscamos y que está cerrado, aunque tiene un cartel que nos envía hacia un patio interior, donde nos encontramos un precioso hotel boutique con un excelente restaurante.
Un problema menos, así que volvemos a la Place des Lices, donde mis compañeros se sientan en una terraza, mientras yo sigo hacia la Torre del Condestable y los jardines de los Remparts, para luego bajar hacia la Puerta Poterna, que atravieso para salir a los jardines y disfrutar de unas extraordinarias vistas a los Remparts, a la Prefectura y al Parc de la Garenne.
Vuelvo al itinerario previsto pasando por la Porte Prison y la Place Brulée, rodeando la Catedral, para salir de nuevo hacia la Place Saint-Pierre y continuar por la Rue des Orfèvres hacia la Place des Lices, desde donde nos dirigimos al Quai Eric Tabarly, para ver la puesta del sol desde el canal, antes de ir al restaurante donde cenaremos, y a cuya puerta termina la ruta realizada.
En conjunto es una ruta corta, fácil, a pesr de algunas cuestas, muy interesante por las casas bretonas y los restos monumentales, civiles y religiosos. La ciudad está limpia y muy bien cuidada y, al menos en esta parte, casi cualquier calle merece ser vista
Waypoints
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52 ft
Casas bretonas. Chateau Gaillard, ahoras museo. Torre del Condestable. Jardin des remparts.
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Excelente ruta urbana. Hecha también hace 30 años.
Excelente ruta