Vía verde de Loredo. Anthercas

Aparco la autocaravana al lado de la carretera N-630 y del río Caudal, en el Polígono Industrial de Baiña, cruzamos con precaución la carretera entrando en Lloreo, pequeño, tranquilo, limpio y cuidado pueblo con un patrimonio histórico, cultural y arquitectónico digno de mención, al contar con más de veinte hórreos, la iglesia de San Pedro con su retablo del siglo XVII y la vía verde proveniente de La Pereda que vamos a seguir.

Cruzamos el pueblo admirando sus casas típicas asturianas, dos fuentes y el paisaje circundante de prados y valles montañosos, llegamos al puente sobre el arroyo de Loredo en La Rociella, construido en piedra de caliza griote o caliza roja, así como los sillares y las losas de la Estación de Loreo, que daba servicio al tren desde la década de los años veinte hasta los setenta, monumental obra que duró seis años, inaugurada en 1920 con un costo total de cuatro millones de pesetas. La locomotora que arrastró el primer envío de mineral recibió el nombre de "La Foz".

Junto a la estación se halla el área recreativa, y un Aula de Interpretación sobre la historia del coto hullero (abarcaba los concejos de Riosa, Morcín y Mieres) y el funcionamiento de esta línea con los elementos (máquinas, vagones, etc) que permitieron evacuar la producción desde el s. XIX hasta bien avanzado el XX. Un paisaje magnífico y agreste que la ingeniería (túneles, pasos inferiores y superiores, taludes) pudo salvar para hacer avanzar la industria minera. Junto a ella vemos una panera, donde tiene su sede la Asociación de Vecinos.

Andando por sombra con valla de madera, nos encontramos a la izquierda con la fuente de Funtilixan o Fuente de la Xana, vemos el pueblo de Baiña al otro lado del valle, donde destaca un torreón del siglo XVI. A la salida del primer túnel vemos unos cobertizos para guardar el ganado.

Llegamos junto al segundo túnel de la ruta, de 225 metros perforado en roca, sin revestir se encuentra iluminado, aunque falla un tramo, un perro se pasea por él dejando su olor, a la salida nos encontramos con la aldea Vega de San Pedro.

El tercer túnel da salida al Valle de Frechura, posee una longitud de 156 metros y carece de iluminación (la placa solar con su batería fueron víctimas del vandalismo).

Abajo el río Caudal va encajonado. Llegamos al cuarto túnel con 79 m donde hay una escuela de escalada, en el impresionante paredón rocoso, equipada con 19 rutas de escalada de diferente dificultad, el quinto túnel llamado de Peñamiel, de 650 m, se encuentra tapiado por la explotación de una cantera, no queda otra que dar la vuelta por el mismo camino.

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