VUELTA Y SUBIDA AL MONTE LOURO

La ruta comienza en el faro del Monte Louro. Al faro se accede por una pequeña pista asfaltada en el monicipio de Louro. Allí hay una zona para dejar los coches.
Llevaba muchos años, desde que llegué a Galicia hace 21 años, queriendo subir al monte Louro, que cierra por el norte la ría de Muros-Noia. Así que lié a mis amigos del bautizado club de la dinámica (en contraposición al club de la estática que practicamos btt) y en un día que salió algo gris nos liamos la manta y nos echamos al monte.
El faro del Monte Louro se sitúa en la punta Queixal y fue construído en el año 1962. Se encuentra a 27 metros sobre el nivel del mar, sobre la entrada de la ría más bonita del mundo.
Nuestro caminar comienza por una pista ancha de tierra que pasa por punta Carreiro y bordea la península por la cara norte. El camino va subiendo lentamente mientras disfrutamos de las vistas de las playas de Area Maior y del Ancoradoiro, con la lagoa das Xarfas.
Hay que estar atento al cruce que nos llevará primero a un pico donde está ubicadas unas antenas. Es un pequeño desvío que merece la pena no sólo por las vistas panorámicas que tendremos sino también para disfrutar de las caprichosas formas de las rocas que la naturaleza brava de esta zona ha ido moldeando a lo largo de miles de años.
Después de desandar una pequeña parte del camino acometeremos la subida a la primera cima del Monte Louro. El camino no tiene pérdida y, tras una fuerte subida sin mayor complicación que la fatiga, llegaremos al llamando Pico da Garita, lo que nos puede indicar la existencia en el pasado de algún tipo de construcción de vigilancia costera. Aquí se encuentra el punto geodésico y, para muchos, el final de la ruta y un merecido descanso. Las vistas son impresionantes divisando hacia el norte el cabo del fin del mundo o Fisterra y hacia el sur, toda la ría de Noia. Es hora de bocata, de reponer fuerzas y de conversaciones y abrazos.
Para los que todavía quieren más, hacia el oeste divisaremos la otra cumbre del monte. Nos queda una bajada pronunciada, con alguna pequeña destrepada con las manos y una subida entre matorral y toxo, que ahora se encuentra perfectamente abierto y transitable. Después de esta nueva fatiga, llegaremos a la segunda cumbre del monte, sin punto geodésico en este caso, pero con un promontorio rocoso donde nos podremos hacer algunas fotos para el recuerdo y sentirnos igual que los defensores en la época medieval de la entrada de las ría, que a fin de cuentas sería también la entrada a Santiago.
Tendremos que desandar todo el camino hasta regresar a la primera cima y bajar por donde habíamos subido, con cuidado de no resbalar ya que la pendiente es muy pronunciada. Cuando lleguemos a la bifurcación de caminos, tomaremos ahora a la derecha, para descender hacia la vertiente sur del monte. El camino termina en la pista asfaltada que utilizamos para llegar al faro.
Durante el trayecto por la pista, disfrutaremos de los pinares que existen en el lado izquierdo, a la vera del mar y que nos permitirá soñar con una merienda campestre en un futuro.
De vuelta al faro, es hora de recoger las cosas, estirar, comentar las maravillas de la ruta y encaminarnos hacia Louro o Muros a degustar algunas de las maravillas culinarias de la zona, que son muchas.