Quinta de los Molinos

En nuestro ímpetu por conocer nuestra ciudad/comunidad donde vivimos, no podía faltar uno de los lugares más bonitos que tiene Madrid, y que mucha gente desconoce entre tanto asfalto y edificios altos, la Quinta de los Molinos.
Situada en el barrio de San Blas, la manera más fácil de llegar a la Quinta de los Molinos es en la línea 5 de metro, bajándote en la estación de Suances y saliendo por la boca de metro de la izquierda, te encontrarás la entrada de frente.
La Quinta de los Molinos es, sin duda, el mejor sitio para ver los almendros y cerezos en flor. De febrero a marzo (dependiendo de cómo haya sido el invierno pueden variar un poco las semanas) una explosión de colores rosas y blancos inundan este precioso parque.
Lo más fácil, como hemos indicado, es coger el metro hasta la parada de Suances y entrar por la puerta principal, donde una sombreada y gran avenida de arena te recibirá.
En los meses de febrero y marzo lo mejor es intentar ir lo más pronto posible, encontrarás los caminos más vacíos para poder moverte con tranquilidad, aparte de los turistas que van a verlo, los propios vecinos bajan a realizar deporte o dar un paseo con los niños, ya que es un buen plan para ir con los más pequeños y que conozcan la naturaleza.
Subiendo por la gran avenida, a ambos lados hay pequeños campos con los almendros y cerezos en flor y, recorriendo los caminos antes de la zona alta, se encuentran algunas construcciones que podéis visitar como “Las fuentes Gemelas”, el “Estanque ovalado” o la “La Gruta del Oeste”.
Continuamos subiendo por el camino que bordea la valla oeste hasta llegar a un pequeño puente que hace que un simple cruce de caminos gane en esplendor, separando la parte más arbórea de la parte con construcciones.
Tras pasar el puente, llegamos al lago de los molinos, de 58 metros de largo, 30 de ancho y uno de profundidad, donde crecen hiedras y arbustos, fue construido siguiendo estilos de finales del siglo XIX.
En la parte superior del parque (donde también hay una entrada por la calle Juan Ignacio Luca de Tena), es donde más construcciones podemos ver y donde podemos encontrar las edificaciones que dan nombre a la Quinta, los molinos.
Si elegimos esta entrada, lo primero que nos vamos a encontrar va a ser un Palacete, construido en 1.925 y ampliado con la Casa del reloj, actualmente se puede disfrutar del Espacio abierto, donde los más jóvenes además de disfrutar la cultura con espectáculos, talleres y actividades, tengan también un lugar libre donde poder juntarse, jugar, merendar y conocer gente nueva.
En la zona del Palacete hay un montón de edificaciones que podemos ver mientras recorremos los caminos volviendo a la entrada de la calle Alcalá, un pequeño invernadero con una columna jónica a su entrada, fuentes y albercas, un depósito de agua al lado de una pista de tenis que fue de los últimos construidos.
De camino al restaurante, volvimos a pasar por los grandes prados llenos de almendros y cerezos floridos para sacarnos unas fotos con la niña, que aunque fuese pequeña ya intentaba coger alguna que otra florecilla, jejeje. Como hemos dicho antes, para ir con niños es un muy buen sitio, pueden correr, jugar y disfrutar de un día en familia.
Para comer, nosotros elegimos el Restaurante Fastweek, y la verdad fue una buena elección. El restaurante de estilo sobrio y moderno, pero acogedor, entre semana ofrece menús a 11€, mientras que los fines de semana, tienen carta, pero aun así no es un sitio caro para la calidad y trato que ofrecen, lo recomendamos 100%.
Después de comer, fuimos a dar un paseo por otro parque cercano, la Quinta de Torre Arias, pero no nos dimos cuenta que tenía horario y no lo pudimos ver completo, solo la parte de abajo, según se entra, así que lo dejamos para otro día y pusimos rumbo a casa.