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TsNature 🌍 Font de la Devesa 698m.

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Trail stats

Distance
5.66 mi
Elevation gain
351 ft
Technical difficulty
Easy
Elevation loss
351 ft
Max elevation
2,503 ft
TrailRank 
55
Min elevation
2,118 ft
Trail type
Loop
Moving time
one hour 29 minutes
Time
2 hours 34 minutes
Coordinates
1509
Uploaded
May 26, 2020
Recorded
May 2020
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near Ibi, Valencia (España)

Viewed 9076 times, downloaded 5 times

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TsNature 🌍 Font de la Devesa.

Magnífica tarde por las inmediaciones de Ibi hasta la Rambla Gavarnera y la Font de la Devesa en la mejor compañía.

Ruta fácil casi todo el trayecto discurre por asfalto y pista de tierra.

🌼🐗🐸 Por favor, respeta nuestro entorno, si no, no hace falta que vengas.🌷🍁🦊

Waypoints

PictographPanorama Altitude 2,180 ft
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Camí de la Capellanía

TsNature 🌍 Font de la Devesa.

PictographRiver Altitude 2,136 ft
Photo ofBarranco de Ibi Photo ofBarranco de Ibi Photo ofBarranco de Ibi

Barranco de Ibi

TsNature 🌍 Font de la Devesa.

PictographFountain Altitude 2,257 ft
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Font de la pileta

PictographCastle Altitude 2,270 ft
Photo ofCamí dels Carrascals - P.R.-C.V.128 Photo ofCamí dels Carrascals - P.R.-C.V.128 Photo ofCamí dels Carrascals - P.R.-C.V.128

Camí dels Carrascals - P.R.-C.V.128

Camí dels Carrascals Pavimento: Asfalto y tierra Longitud: 5647,51 metros Desnivel: 384,05 metros Propiedad: Municipal

PictographPanorama Altitude 2,368 ft
Photo ofCamí de la Rambla Molina Photo ofCamí de la Rambla Molina Photo ofCamí de la Rambla Molina

Camí de la Rambla Molina

Camí de la Rambla Molina Pavimento: Asfalto y tierra Longitud: 1309,04 metros Desnivel: 26,83 metros Propiedad: Municipal

PictographReligious site Altitude 2,385 ft
Photo ofMas Rambla Maria Photo ofMas Rambla Maria Photo ofMas Rambla Maria

Mas Rambla Maria

Camí de la Rambla Molina Pavimento: Asfalto y tierra Longitud: 1309,04 metros Desnivel: 26,83 metros Propiedad: Municipal

PictographFauna Altitude 2,361 ft
Photo ofCamí de la Rambla Molina Photo ofCamí de la Rambla Molina Photo ofCamí de la Rambla Molina

Camí de la Rambla Molina

Camí de la Rambla Molina. Pavimento: Asfalto y tierra Longitud: 1309,04 metros Desnivel: 26,83 metros Propiedad: Municipal

PictographFauna Altitude 2,310 ft
Photo ofCamí de la Rambla Molina Photo ofCamí de la Rambla Molina Photo ofCamí de la Rambla Molina

Camí de la Rambla Molina

Camí de la Rambla Molina Pavimento: Asfalto y tierra Longitud: 1309,04 metros Desnivel: 26,83 metros Propiedad: Municipal

PictographFountain Altitude 2,284 ft
Photo ofFont de la devesa Photo ofFont de la devesa Photo ofFont de la devesa

Font de la devesa

PictographPanorama Altitude 2,292 ft
Photo ofP.R.-C.V.170 Photo ofP.R.-C.V.170 Photo ofP.R.-C.V.170

P.R.-C.V.170

P.R.-C.V.170 Pavimento: Asfalto y tierra Longitud: 6257 metros Propiedad: Municipal

PictographFauna Altitude 2,313 ft
Photo ofCamí de la Devesa-Sopalmo - P.R.-C.V.170 Photo ofCamí de la Devesa-Sopalmo - P.R.-C.V.170 Photo ofCamí de la Devesa-Sopalmo - P.R.-C.V.170

Camí de la Devesa-Sopalmo - P.R.-C.V.170

Camí de la Devesa-Sopalmo. Pavimento: Asfaltado Longitud: 3778,91 metros Desnivel: 719,33 metros Propiedad: Municipal

PictographPanorama Altitude 2,199 ft
Photo ofHomenaje antigua fábrica Mirafé - Via Verda - P.R.-C.V.170 - Passeig dels geladors

Homenaje antigua fábrica Mirafé - Via Verda - P.R.-C.V.170 - Passeig dels geladors

La catástrofe Mirafé de Ibi, la noche que no paró de llover ceniza. El estruendo de la explosión resuena todavía en la memoria de muchos ibenses. El accidente laboral, uno de los más graves de la historia de España, dejó 33 fallecidos y puso de relieve las condiciones en las que se trabajaba en las fábricas que auparon la industria juguetera NOTICIA alicanteplaza.es 30/04/2017 . ALCOY. En 1968, Pilar Fernández tenía 47 años y era una de las tantas personas que habían inmigrado a Ibi desde otras tierras más desfavorecidas atraídas por la prosperidad que ofrecía una industria juguetera en pleno auge. Hacía solo unos meses que había dejado atrás una vida llena de dificultades en Cúllar (Granada) para dedicarse junto a su familia a regentar una masía en el municipio alicantino. La tarde del 16 de agosto de aquel año, hacia las 20:30h, Pilar se encontraba preparando la cena en el exterior de la casa cuando un ruido atronador la obligó a abandonar la tarea. Por un momento, el cielo se tiñó de un extraño color. Hoy, a sus 95 años, todavía guarda un recuerdo nítido de aquel día: “le dije mi marido que había pasado algo. Parecía que nevara porque no paraba de caer ceniza del cielo. Pronto empezamos a bajar y no se oían más que gritos y llantos. Y, después, el sonido de las ambulancias”. Como todo aquel que se encontrara en el pueblo en ese momento, Pilar y su marido fueron testigos de uno de los episodios más trágicos de la historia de Ibi. Una explosión en la fábrica de Mirafé dejaba decenas de muertos y heridos y ponía de manifiesto las miserables condiciones en las que trabajaban muchas de las personas que desde la sombra daban lustre a la industria. En Mirafé, conocida popularmente como “la fábrica de la pólvora”, se producía material detonante para unas pistolas de juguete muy populares en la época, las Clic-Pum. La factoría operaba desde hacía más de cuatro años sin licencia y con una preocupación nula por lo que respecta a la prevención de riesgos. Muchos de los trabajadores que en ese momento se hallaban en las instalaciones no tenían contrato. Entre los 33 fallecidos en el accidente, la mayoría eran mujeres que habían llegado hacía poco desde provincias como Granada, Ciudad Real, Almería o Córdoba y que no contaban con ninguna experiencia en la industria. Los cinco menores de 14 años que también perdieron la vida en la explosión destapan otra estremecedora realidad: la del trabajo infantil, desgraciadamente muy extendido. María José Martínez es directora del archivo municipal de Ibi y autora del prólogo del libro Mirafé: Retrato de una época (Àrea Oberta, 2008), en el que Vicente J. Sanjuán y Raúl Castelló elaboran un exhaustivo repaso de los hechos. Como Pilar, María José también tiene grabado en la mente el instante preciso en el que oyó la explosión: “En un principio todo el mundo creía que había explotado la botella de butano de su casa. Yo tenía cinco años y recuerdo el ruido enorme y mi madre asustada sacándome a la calle. Allí empecé a ver a todo el mundo corriendo. Todo el que pudo se acercó al lugar del accidente para ver si podía ayudar de alguna manera mientras venían los efectivos”, rememora, “esa noche y el día siguiente fueron de trabajo constante. Hay testimonios de personas que iban caminando sobre los escombros y oían a los heridos gritar desde abajo. El rescate fue muy impactante y muy duro”. La archivera relata también cómo la parroquia municipal se convirtió aquella noche en un tanatorio improvisado donde el número de ataúdes iba creciendo, y el posterior entierro solemne en el que se llevaron los féretros a hombros y al cual acudieron algunas autoridades franquistas. “Lo que ha prevalecido es el sentimiento de todo el pueblo volcado en el rescate”, afirma, aunque en su recuerdo hay también lugar para la crítica: “Hubo una prisa enorme por indemnizar a los fallecidos y a los heridos. Yo lo que veo es un intento de acallar”. La fábrica de Mirafé no solo operaba sin licencia, sino que en el momento de la explosión estaba ampliando sus instalaciones. Algunas de las personas que murieron en el accidente eran obreros que estaban llevando a cabo la reforma. Los responsables directos de esta situación, es decir, los propietarios de la fábrica, también perdieron la vida en la catástrofe. Los diversos accidentes menores que se habían producido con anterioridad no parecieron alertar a los dueños de la factoría. De hecho, en la fábrica se producía material detonante sin ningún tipo de supervisión técnica, puesto que el ingeniero químico que cumplía ese papel había abandonado el barco ante la falta de medidas de seguridad. No hubo más consecuencias que la destitución del alcalde por parte del gobernador civil al cabo de unos meses. Y después, el silencio. Un silencio que duró cuatro décadas, hasta la recuperación del informe judicial y la publicación del mencionado libro. “Los que quedaron eran gente muy vulnerable, muy pobre, resignados a su destino. Tampoco había nadie que les apoyara, ni sindicatos ni asociaciones”, explica María José Martínez, “para las familias que lo sufrieron el dolor es tan grande que ni lo cuentan, como pasa con la Guerra Civil. Este domingo, el pueblo de Ibi dejará atrás para siempre ese silencio con la celebración de un homenaje a las víctimas de Mirafé, casi medio siglo después del accidente y en la víspera del Día del Trabajador. El acto dará comienzo a las 11h con una misa y, a continuación, se inaugurará el monumento en honor a la memoria de los fallecidos que el Ayuntamiento ha instalado en el Passeig dels Geladors. Por la tarde, a partir de las 17h, tendrá lugar una proyección de la documentación gráfica del accidente industrial en el Centro Cultural Salvador Miró. Después, en el mismo recinto, se representará la obra de teatro Frágilxs: Reconstrucción Ficcional de la Memoria, dirigida e interpretada por Isabel Serrano, con el acompañamiento en el escenario de Ana Estebaranz. Isabel Serrano perdió a su madre en la explosión de Mirafé. Hacía poco que habían llegado a Ibi desde Rute (Córdoba). En el momento del accidente, ella y sus hermanos tenían entre 2 y 11 años. El más mayor también estaba trabajando en la fábrica ese día, pero por suerte salió ileso. En Frágilxs, desde una visión muy personal, Isabel establece un vínculo entre el accidente laboral y el hecho de que tres de sus hermanos padezcan enfermedades mentales. “La explosión ha repercutido mucho en nuestra historia. La muerte de nuestra madre y la ruptura de la familia tuvieron consecuencias muy fuertes”, afirma la actriz, que denuncia haberse sentido abandonada durante mucho tiempo: “He querido saber, pero siempre ha habido mucho silencio a mi alrededor. Yo creo que, en parte, por una cuestión económica. Ibi estaba creciendo y el accidente era algo que no le convenía. Antes era mejor tapar las cosas, se dieron indemnizaciones y no hubo juicio ni responsables. Era algo tan difícil que el pueblo no supo cómo asimilarlo”. Isabel reconoce que la proximidad del homenaje le ha reabierto viejas heridas. “Ayer me mandaron la foto del monumento y me emocioné”, afirma. Y recuerda con dureza: “Para mí fue como un asesinato. En esa época ya había medidas de seguridad que se tenían que cumplir. Las leyes ya estaban hechas, pero se las saltaron por culpa de la ambición de los dueños de la empresa, que querían ganar más”. Aun así, de cara a los actos de este domingo, la actriz no pide nada más que el encuentro de las personas afectadas por la explosión de Mirafé, que hasta la preparación de este homenaje no se habían reunido nunca: “Si sirve para que nos juntemos y nos veamos las caras, me doy por satisfecha.

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